Diálogo sobre inversiones sostenibles en la Jornada VALOR RSE + Competitividad

04.09.2019 | Cadena de valor

El encuentro contó con la participación de Claudio Avruj, Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Pablo Cortinez, economista responsable del área de Negocios y Medio Ambiente de Vida Silvestre; Edoardo Gai, director de RobecoSAM; Germán Zarama, Punto Focal de la OCDE para América Latina y el Caribe; Gabriel Berger, profesor y director del Centro de Innovación Social de la UDESA y Paloma Muñoz Quick, directora de Investor Alliance for Human Rights.


En el marco del ciclo de actividades por el 10° Aniversario de VALOR RSE+Competitividad, iniciativa de AMIA/BID/Fomin, se realizó el pasado 28 de agosto la segunda Jornada de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) del año, cuyo lema fue: “Riesgos e impactos de la cadena de valor en el radar de los inversores”.

El encuentro se realizó en la AMIA y contó con palabras de bienvenida del Presidente de la entidad, Ariel Eichbaum, quien destacó las acciones de la mutual en temas de educación, inclusión social y desarrollo. Luego se procedió a la firma de un Convenio de Colaboración con la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación para avanzar en la agenda de Derechos Humanos y Empresas.

Claudio Avruj, político a cargo de dicha secretaría, informó que el próximo 30 de septiembre se presentará el Plan Nacional de Acción en Derechos Humanos, como hoja de ruta para una sociedad pacífica, sin discriminación y respetuosa del ambiente.

Luego se dio comienzo a la jornada que reunió a especialistas de la Argentina y del exterior, para debatir sobre inversión sostenible y los factores ambientales, sociales y de gobierno que están hoy en el foco de los inversores, considerando la complejidad del contexto actual y las tendencias que se observan en la temática.

Expusieron: Pablo Cortinez, economista responsable del área de Negocios y Medio Ambiente de Vida Silvestre; Edoardo Gai, director de RobecoSAM; Germán Zarama, Punto Focal de la OCDE para América Latina y el Caribe; Gabriel Berger, profesor y director del Centro de Innovación Social de la UDESA; Paloma Muñoz Quick, directora de Investor Alliance for Human Rights.

El panel de discusión estuvo moderado por Silvia Stang, periodista y editora del diario La Nación, quien abrió el diálogo reflexionando sobre la idea de justicia y reparación del mundo frente al default ambiental. Incentivó al auditorio a reflexionar sobre cómo utilizamos nuestro dinero, cuánto más estamos dispuestos a pagar por productos elaborados de modo responsable, para luego indagar lo que sucede en el mundo de las finanzas y hacia dónde va hoy la inversión.

En cuanto a las tendencias, los panelistas hablaron sobre los Principios de las inversiones de triple impacto cada vez más adoptados por los bancos del mundo teniendo en cuenta los riesgos e impactos del desempeño empresarial.

En este sentido, para atraer a la inversión e insertarse en el concierto internacional, las empresas deben cumplir hoy con determinados estándares de transparencia y conducta responsable. “Hay principios muy claros de lo que quiere el mercado de capitales, más allá de la incertidumbre actual”, observaron los especialistas.

El sector financiero está impulsando algunas iniciativas, como los Bonos Verdes, que financian acciones que benefician al ambiente. A nivel tendencias, mencionaron también a los Créditos conectados con la Performance de Sostenibilidad de las empresas, que nacen en 2018 y que están creciendo exponencialmente para aquellas empresas que cumplen con sus metas sostenibles.

Existen, además, Índices de sostenibilidad y mediciones a nivel global que evalúan, por ejemplo, si las empresas respetan los Derechos Humanos. En esta dirección, los especialistas destacaron que los Bancos de Europa y Estados Unidos hacen un screening positivo de aquellos países y empresas que forman parte del Dow Jones Sustainability Index y otras calificaciones promovidas por las bolsas del mundo que les dan a los inversores una certificación de confianza de aquellas compañías que son “elegibles”. En este punto son importantes los Reportes de Sostenibilidad que aportan transparencia sobre la gestión y las Certificaciones para evitar el green washing.

Dentro del ámbito local, si bien aún no hay empresas argentinas sometidas a los estándares de evaluación financiera que se aplican usualmente, se manifiestan algunos avances en la temática, por ejemplo, el reciente Protocolo de Finanzas Sostenibles firmado por distintos bancos.

En este proceso, hay una demanda cada vez mayor para que se incorporen estándares sostenibles en la cadena de valor, sobre todo en lo que hace a los Derechos Humanos como aspecto material para la inversión. “Las empresas que cuenten con estándares altos en Derechos Humanos de modo extendido van a ser más competitivas en el mundo”, observaron.

Es decir, las finanzas están acompañando este movimiento. Junto con la trazabilidad, los riesgos en la cadena de valor están siendo monitoreados. Los inversores miran hoy no sólo a la empresa sino también a su cadena. Las empresas saben que ya no pueden desconocer su responsabilidad en la cadena de valor, ya que, en definitiva, cada empresa es responsable de lo qué compra y a quién contrata.

Otro punto que se destacó fue la evolución del concepto de RSE hacia un nuevo paradigma, el de Cultura Empresarial Responsable. Este enfoque, más amplio, parte de una visión integral de todos los impactos positivos y negativos que puede tener una empresa. Tiene que ver con una forma de ver el mundo y de actuar en él. Esta cultura responsable está íntimamente ligada a la formación y debe permear en las instituciones educativas desde el comienzo.

Asimismo, los panelistas coincidieron en resaltar la responsabilidad que cada actor tiene frente a la coyuntura actual: los ciudadanos siendo conscientes de sus hábitos de consumo y exigiendo transparencia y prácticas sostenibles; las empresas, adoptando una conducta responsable no sólo puertas adentro sino también frente a su cadena de valor; y el Estado dando el ejemplo, ejecutando políticas públicas (bajo las cuales trabajan las empresas) que promuevan los impactos positivos y controlen los negativos.

Los inversores están evaluando la performance sostenible la cual no puede funcionar si no hay una política pública fuerte de anticorrupción, ciencia, tecnología, ambiente, producción y empleo. Tiene que haber sinergia de todos los actores que tienen que ver con la actividad económica que permita avanzar hacia un modelo de desarrollo más inclusivo y respetuoso del ambiente.

Hacia el cierre del evento, Fernando Passarelli, coordinador de VALOR, destacó que el objetivo de estas jornadas es generar debates para pensar el desarrollo sostenible. Asimismo, destacó que si bien en el ámbito local aún falta mucho camino por recorrer, no hay que esperar a las condiciones ideales para actuar sino más bien aprovechar los tiempos de incertidumbre para prepararse de cara al futuro y recibir estas tendencias por venir.

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