Alertan sobre epidemia de obesidad

11.07.2011 | Mundo

El líder del grupo especial de la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad y otros expertos coincidieron en un panel durante el congreso anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en Boston, Estados Unidos, en que la epidemia que ya afecta a 300 millones de personas en el mundo debe ser enfrentada entre todos. Dicen que el impulso debería salir de la industria alimenticia, los gobernantes y las comunidades.


 

"Culpar a las personas por su vulnerabilidad a ganar peso no es aceptable en un mundo donde la mayoría tiene sobrepeso y la obesidad aumenta. Por lo cual la industria alimenticia y los gobiernos de cada país deben empezar a cambiar y a trabajar en el problema", dijo Philip James, profesor honorario de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y a cargo del brazo político de la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad, al ser entrevistado por Clarín.
Su preocupación hoy es el aumento de la obesidad en los chicos: en el mundo, uno de cada diez chicos en edad escolar tiene sobrepeso. Esto implicará más enfermos cardiovasculares y con cáncer en el futuro.
Según el doctor James, la industria alimenticia debe transformar sus productos y reducir la publicidad de comidas con muchas calorías, que tienen -básicamente- a los niños como blanco. Generalmente apuntan a los menores de cinco años, que tienen una mayor aceptación a todos los mensajes.
En la actualidad, se gastan 40.000 millones de dólares en publicidades de alimentos (es más del total de los ingresos del 70% de los países del mundo). Esto significa que la industria ali menticia invierte 500 veces más en promover dietas con muchas calorías en comparación con los presupuestos gubernamentales para promover una dieta saludable.
"Los líderes de la industria alimenticia tienen que ser socialmente responsables. Los productos más saludables no deberían tener sobreprecios que los hacen inalcanzables para la gente", afirmó.
Por el contrario, hasta el momento la industria alimenticia jugó más a favor del aumento de la obesidad. Según James, vende grandes porciones de alimentos, cuyos ingredientes tienen costos chicos y las ganancias son enormes. El sector se ocupa de vender alimentos listos para ser consumidos o para llevar, aumenta la cantidad de formas de venderlos, como las máquinas expendedoras de golosinas, y hasta contrata psicólogos infantiles que aconsejan que los chicos puenteen a los padres y decidan qué comer.
En algunas escuelas, hubo empresas que tomaron el control de lo que se vende en los quioscos. A cambio de ganancias chicas para las escuelas, las empresas presionaron en contra de la venta de agua mineral y otros productos saludables.
James no dejó de lado la responsabilidad de los gobiernos ni de los urbanistas, que han levantado ciudades que aíslan a la gente y la vuelven más sedentaria. Sostiene que los gobiernos deben fijar restricciones al marketing de los alimentos y alentar la actividad física como una política social.
Y al preguntársele sobre la situación de los latinoamericanos, el especialista -que colaboró con la ONU- señaló que los ve "absolutamente mal. Es terrible, porque lo que están haciendo es adoptar lo peor de Estados Unidos, un país que hizo todo mal en nutrición. Los chicos consumen más comida chatarra y las autoridades sanitarias de la región todavía no han empezado a atacar el problema".
En tanto, otro reconocido experto en nutrición infantil y actividad física, Steven Gortmaker, de la Escuela de Medicina de la Universidad Harvard, puso también foco en el ambiente, en especial en las escuelas. Lleva décadas investigando y desarrolló junto a otros especialistas un programa para ser incorporado en la currícula escolar. Dijo que la educación física debería ser más valorada en las escuelas, que los recreos deberían ser más largos y que deberían aprovecharse los momentos después del horario escolar para actividades que pongan a los chicos en movimiento.
Se ocupó de aclarar: "Por cada hora que un chico pasa frente al televisor, consume 167 calorías más por día. Ningún niño necesita bebidas con azúcar para estar físicamente activo: sólo necesita tomar agua".
Y Rena Wing, de la Universidad Brown (Rhode Island, EE.UU.), que está a cargo del Registro Nacional de Control de Peso de Estados Unidos, advirtió que la epidemia de la obesidad no se irá simplemente porque la gente cambie de la leche entera a la descremada. "Se necesita sustancialmente bajar las calorías e impulsar su actividad física para tener un peso saludable y conservarlo una vez que lo han conseguido", planteó la experta. 
(Clarín)

"Culpar a las personas por su vulnerabilidad a ganar peso no es aceptable en un mundo donde la mayoría tiene sobrepeso y la obesidad aumenta. Por lo cual la industria alimenticia y los gobiernos de cada país deben empezar a cambiar y a trabajar en el problema", dijo Philip James, profesor honorario de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y a cargo del brazo político de la Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad, al ser entrevistado por Clarín.
Su preocupación hoy es el aumento de la obesidad en los chicos: en el mundo, uno de cada diez chicos en edad escolar tiene sobrepeso. Esto implicará más enfermos cardiovasculares y con cáncer en el futuro.
Según el doctor James, la industria alimenticia debe transformar sus productos y reducir la publicidad de comidas con muchas calorías, que tienen -básicamente- a los niños como blanco. Generalmente apuntan a los menores de cinco años, que tienen una mayor aceptación a todos los mensajes.
En la actualidad, se gastan 40.000 millones de dólares en publicidades de alimentos (es más del total de los ingresos del 70% de los países del mundo). Esto significa que la industria ali menticia invierte 500 veces más en promover dietas con muchas calorías en comparación con los presupuestos gubernamentales para promover una dieta saludable.

"Los líderes de la industria alimenticia tienen que ser socialmente responsables. Los productos más saludables no deberían tener sobreprecios que los hacen inalcanzables para la gente", afirmó.
Por el contrario, hasta el momento la industria alimenticia jugó más a favor del aumento de la obesidad. Según James, vende grandes porciones de alimentos, cuyos ingredientes tienen costos chicos y las ganancias son enormes. El sector se ocupa de vender alimentos listos para ser consumidos o para llevar, aumenta la cantidad de formas de venderlos, como las máquinas expendedoras de golosinas, y hasta contrata psicólogos infantiles que aconsejan que los chicos puenteen a los padres y decidan qué comer.
En algunas escuelas, hubo empresas que tomaron el control de lo que se vende en los quioscos. A cambio de ganancias chicas para las escuelas, las empresas presionaron en contra de la venta de agua mineral y otros productos saludables.

James no dejó de lado la responsabilidad de los gobiernos ni de los urbanistas, que han levantado ciudades que aíslan a la gente y la vuelven más sedentaria. Sostiene que los gobiernos deben fijar restricciones al marketing de los alimentos y alentar la actividad física como una política social.
Y al preguntársele sobre la situación de los latinoamericanos, el especialista -que colaboró con la ONU- señaló que los ve "absolutamente mal. Es terrible, porque lo que están haciendo es adoptar lo peor de Estados Unidos, un país que hizo todo mal en nutrición. Los chicos consumen más comida chatarra y las autoridades sanitarias de la región todavía no han empezado a atacar el problema".
En tanto, otro reconocido experto en nutrición infantil y actividad física, Steven Gortmaker, de la Escuela de Medicina de la Universidad Harvard, puso también foco en el ambiente, en especial en las escuelas. Lleva décadas investigando y desarrolló junto a otros especialistas un programa para ser incorporado en la currícula escolar. Dijo que la educación física debería ser más valorada en las escuelas, que los recreos deberían ser más largos y que deberían aprovecharse los momentos después del horario escolar para actividades que pongan a los chicos en movimiento.

Se ocupó de aclarar: "Por cada hora que un chico pasa frente al televisor, consume 167 calorías más por día. Ningún niño necesita bebidas con azúcar para estar físicamente activo: sólo necesita tomar agua".
Y Rena Wing, de la Universidad Brown (Rhode Island, EE.UU.), que está a cargo del Registro Nacional de Control de Peso de Estados Unidos, advirtió que la epidemia de la obesidad no se irá simplemente porque la gente cambie de la leche entera a la descremada. "Se necesita sustancialmente bajar las calorías e impulsar su actividad física para tener un peso saludable y conservarlo una vez que lo han conseguido", planteó la experta. 
(Clarín)