Desventajas laborales para las mujeres

01.11.2011 | Contratapa

La encuesta de Indicadores Laborales (EIL) y los datos del INDEC correspondientes a julio y agosto de 2005 revelaron que la situación laboral de las mujeres corre en desventaja: la tasa de desocupación es mayor en el sector femenino, ocupan menos puestos de trabajo y que cobran, en promedio (e incluso a igual tareas), menos que los varones.


 

El objetivo de la EIL es conocer la evolución del empleo y su estructura, aportar información sobre necesidades de capacitación y sobre las normas que regulan el mercado de trabajo. Se llevó a cabo en Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Rosario y Gran Mendoza a un total de 1471 empresas. A ésta se suma la investigación del INDEC que se realizó en los 28 centros urbanos más importantes del país y que confirma la desventaja con la que se enfrentan las mujeres en el ámbito laboral.
Actualmente sufren la desocupación el 14, 8% de las mujeres, mientras que la cifra desciende al 10,8% en el sector masculino. En la Ciudad de Buenos Aires los valores varían pero mantienen las diferencias: 12,5% de las mujeres no tienen trabajo contra el 6,9% de los varones. En esta misma población, la mayor brecha se detectó en la franja de hasta 30 años: el 21,2% de las mujeres están desocupadas mientras que en el sexo opuesto la cifra es del 9%.
En cuanto a la evolución de los salarios, el promedio general para el sector femenino es de $1097; para los varones es de $1623. Así es que en la Ciudad de Buenos Aires, las mujeres ganan un 32% menos que los varones. Si bien en ambos casos representan un incremento con respecto a la misma época del 2004, la diferencia entre los sexos se mantuvo casi estable.
En cuanto a la oferta de puestos de trabajo, casi el 70% no tiene especificación de sexo (es indistinto), luego le siguen las oportunidades dirigidas a varones (26,1%) y finalmente los empleos orientados a mujeres específicamente: 4,6%.
Los posibles motivos para las cifras arrojadas por el EIL y el INDEC son varios: algunos dicen que los sueldos menores resultan de que las mujeres tienen cargos más bajos que los varones; y en cuanto a su mayor desocupación, otros opinan que se debe a que contratar personal femenino implica mayores costos. Lo cierto es que la diferencia es evidente.

El objetivo de la EIL es conocer la evolución del empleo y su estructura, aportar información sobre necesidades de capacitación y sobre las normas que regulan el mercado de trabajo. Se llevó a cabo en Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Rosario y Gran Mendoza a un total de 1471 empresas. A ésta se suma la investigación del INDEC que se realizó en los 28 centros urbanos más importantes del país y que confirma la desventaja con la que se enfrentan las mujeres en el ámbito laboral.
Actualmente sufren la desocupación el 14, 8% de las mujeres, mientras que la cifra desciende al 10,8% en el sector masculino. En la Ciudad de Buenos Aires los valores varían pero mantienen las diferencias: 12,5% de las mujeres no tienen trabajo contra el 6,9% de los varones. En esta misma población, la mayor brecha se detectó en la franja de hasta 30 años: el 21,2% de las mujeres están desocupadas mientras que en el sexo opuesto la cifra es del 9%.
En cuanto a la evolución de los salarios, el promedio general para el sector femenino es de $1097; para los varones es de $1623. Así es que en la Ciudad de Buenos Aires, las mujeres ganan un 32% menos que los varones. Si bien en ambos casos representan un incremento con respecto a la misma época del 2004, la diferencia entre los sexos se mantuvo casi estable.
En cuanto a la oferta de puestos de trabajo, casi el 70% no tiene especificación de sexo (es indistinto), luego le siguen las oportunidades dirigidas a varones (26,1%) y finalmente los empleos orientados a mujeres específicamente: 4,6%.
Los posibles motivos para las cifras arrojadas por el EIL y el INDEC son varios: algunos dicen que los sueldos menores resultan de que las mujeres tienen cargos más bajos que los varones; y en cuanto a su mayor desocupación, otros opinan que se debe a que contratar personal femenino implica mayores costos. Lo cierto es que la diferencia es evidente.