El Instituto Ethos entra en una nueva fase de su historia

07.04.2011 | América Latina

Este pasado martes 24 de febrero el Instituto Ethos lanzó oficialmente su Plataforma para una Nueva Economía Inclusiva, Verde y Responsable, con el objetivo de involucrar al empresariado en propuestas concretas de transparencia y desarrollo sostenible. Desde aquí se impulsarán iniciativas como la de generar métricas para identificar empresas sustentables. La más ambiciosa de las propuestas de la Plataforma es la que tiene que ver con la articulación del movimiento denominado Unión Global por la Sustentabilidad que incidirá en Río+20.


El Instituto Ethos utilizará esta plataforma como referencia básica para el desarrollo de sus actividades y la mantendrá abierta para recibir sugerencias de asociados y aliados. Podrá ser actualizada periódicamente para incorporar las reflexiones acumuladas en el periodo.

El presidente de la institución, Jorge Abrahão definió el momento como el inicio de una nueva etapa en su historia.

El espíritu de la iniciativa tiene que ver con la nueva estrategia de la institución que pasó de promover cambios en la gestión empresaria a impulsar líneas de acción más amplias a través de las políticas públicas. “Hay que convertir las buenas prácticas en reglas y consolidarlas como estándar general por medio de reglamentaciones públicas y/o autorregulación del mercado”, sintetiza el documento.

Entre las propuestas concretas que se lanzaron a la consideración se destaca una que llama a la “producción y diseminación de métricas y criterios para auxiliar al mercado a seleccionar empresas, tecnologías y productos con atributos de sustentabilidad”.

Para Ethos y sus asociados una economía verde “procura asegurar una relación amigable entre los procesos productivos de la sociedad y los procesos naturales, promueve la conservación, recuperación y uso sustentable de los ecosistemas y trata como activos financieros de interés público los servicios que prestan ellos a la vida”.

Esta economía para ser sustentables también debe ser inclusiva, es decir, las inversiones públicas y privadas, las reglas, las instituciones, las tecnologías y los programas deben estar orientados a responder a las necesidades y derechos de todos los seres humanos, sin lo cual que no será posible construir ambientes sociales saludables para ninguna actividad productiva. Debe, por tanto, la economía promover el desarrollo equilibrado entre los capitales financiero, humano, social y natural.

Considera el Instituto que además de inclusiva y verde, la economía debe ser responsable. Para ello es fundamental que se trabajen también los valores éticos y de integridad, paralelamente a los temas de la economía verde e inclusiva. El desarrollo de valores éticos, cultura de la transparencia y mecanismos de combate a la corrupción son indispensables para alcanzar los objetivos de una economía inclusiva, verde y responsable.

En esta economía, la visión de sustentabilidad se completa por el compromiso de no sobreponer los intereses privados a los intereses públicos y de mantener tales estándares en todas las inversiones, estableciendo relaciones éticas, independientemente del nivel de las exigencias locales.

“Sostenemos que el país (Brasil) podrá construir, en los próximos diez años, una economía inclusiva, verde y responsable, y que esta visión tiene potencial movilizador para galvanizar los esfuerzos de toda a sociedad y motivar a los principales actores sociales, empresariales y políticos en la elaboración y ejecución de ese proyecto nacional”, dice la declaración contenida en el documento fundacional de la Plataforma.

La propuesta del instituto tiene una clara dimensión política cuando considera que “sólo con base en el sólido apoyo de la sociedad será posible desarrollar una agenda de acciones suficientemente fuertes para llevar a cabo la transición a la nueva economía”. “Es indispensable perfeccionar el proceso político de representación y participación y fortalecer la gestión pública, desarrollando la cultura y los instrumentos para organizar el funcionamiento integrado de sus órganos en torno a planes y proyectos orientados al desarrollo sustentable”, sigue el paper.

El sistema educacional también debe estar bien preparado el cambio y “para forjar el conjunto de valores de una sociedad sustentable, fomentando el desarrollo de la consciencia social necesaria para que los cambios se impongan como un nuevo paradigma. Debe promover el desarrollo de conocimiento, el desarrollo de la consciencia social y la innovación”.

Tal vez la más ambiciosa de las propuestas de la Plataforma es la que tiene que ver con la articulación del movimiento denominado Unión Global por la Sustentabilidad, iniciativa que tiene el afán de influenciar la gobernanza global y provocar acciones concretas de los liderazgos empresariales, públicos y de toda la sociedad en los temas críticos de esta plataforma. La primera edición de la Unión Global por la Sustentabilidad está prevista para septiembre de 2011 y tiene como primer objetivo influenciar la Rio+20, auxiliando a elaborar las demás actividades con el mismo objetivo.

En representación de las empresas asociadas hablaron durante el evento Juan el Bautista Meneses, Director de Seguridad, Medio Ambiente, Salud y Sostenibilidad para América Latina y el Caribe de Alcoa; Augusto Rodrigues, director de comunicaciones de CPFL, Marcelo Cardoso, vicepresidente de Natura, Alejandro Di Ciero, gerente de Sostenibilidad ejecutivo de Suzano Papel y Celulosa, Vania Somavilla, Director de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Vale, Marcos Samaha, presidente de WalMart Brasil, y Antonio Farinha, responsable de Roland Berger en Brasil y América Latina.

En el cierre se dio un interesante debate entre el sociólogo Ricardo Abramovay y el economista Sérgio Besserman que ComunicaRSE cubrió vía Twitter en directo a partir de la transmisión del evento a través de Internet.