Europa quiere menos chatarra electrónica

01.07.2011 | Mundo

El Europarlamento ha pedido que se recoja el 85 por ciento de los 9 millones de toneladas desperdicios que crea la zona. Además, llama a frenar la exportación de basura electrónica a países del tercer mundo por su impacto ambiental y social.


 

Teléfonos móviles, ordenadores, televisiones... el avance de la tecnología hace que los renovemos cada poco tiempo. Pero, ¿dónde van a parar los que ya no queremos?
Para evitar que acaben en manos de niños pobres que los despiezan para convertirlos en chatarra, exponiéndose a sus componentes potencialmente tóxicos, la comisión de Medio Ambiente del PE ha respaldado una legislación que endurece las actuales reglas y pretende que, en seis años, el 85%de estos residuos sean recuperados y tratados.
El pasado 22 de junio, la comisión de Medio Ambiente dio el visto bueno al informe del popular alemán Karl-Heinz Florenz para gestionar eficazmente los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y reducir así las consecuencias sanitarias y medioambientales de un tratamiento inadecuado.
Entre 8,3 y 9,1 millones de toneladas de RAEE llegan a los vertederos europeos cada año, y el número no deja de crecer. Pero según datos oficiales proporcionados por los Estados miembros, actualmente sólo un 22 por ciento de estos residuos se recoge y trata adecuadamente.
Objetivos ambiciosos
Cada ciudadano europeo genera una media de cuatro kilos de RAEE al año aunque, por supuesto, esta cifra varía según el Estado miembro.
"Hemos pedido que se recoja el 85 por ciento de los desperdicios que crea cada país; es un objetivo desafiante, pero realista e importante", explicó Florenz. Este reto se tendría que hacer realidad para 2016; hasta entonces se han establecido objetivos graduales que faciliten el camino hacia la meta final.
Además, el texto exige poner en marcha criterios comunes para recoger, tratar y reciclar estos residuos dado que, hasta ahora, la calidad del tratamiento difería bastante según el país.
Exportar chatarra
Una gran cantidad de estos desperdicios abandona las fronteras europeas de un modo ilegal, por lo que Florenz pidió a las autoridades aduaneras de los países comunitarios que comprueben que los productos exportados están estropeados y que, por tanto, no pueden ser transportados.
Además, el popular alemán advirtió de que la UE pierde muchas materias primas como consecuencia de la gran cantidad de residuos que salen ilegalmente. "Por ejemplo, por cada millón de teléfonos móviles perdemos 250 kilos de plata, 24 kilos de oro, nueve kilos de paladio y nueve toneladas de cobre".
Participación de los consumidores
Aunque los consumidores ya pueden depositar este tipo de aparatos en contenedores específicos, con la nueva legislación será aún más cómodo desecharlos. Ahora, pequeños electrodomésticos como teléfonos móviles o máquinas de afeitar podrán ser depositados en cualquier tienda minorista sin necesidad de comprar un nuevo producto.
"A menudo estos pequeños aparatos acaban en el cubo de basura porque los consumidores no quieren desplazarse hasta el punto de recogida sólo por un reproductor de MP3", explicó Florenz.

Teléfonos móviles, ordenadores, televisiones... el avance de la tecnología hace que los renovemos cada poco tiempo. Pero, ¿dónde van a parar los que ya no queremos?

Para evitar que acaben en manos de niños pobres que los despiezan para convertirlos en chatarra, exponiéndose a sus componentes potencialmente tóxicos, la comisión de Medio Ambiente del PE ha respaldado una legislación que endurece las actuales reglas y pretende que, en seis años, el 85%de estos residuos sean recuperados y tratados.
El pasado 22 de junio, la comisión de Medio Ambiente dio el visto bueno al informe del popular alemán Karl-Heinz Florenz para gestionar eficazmente los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y reducir así las consecuencias sanitarias y medioambientales de un tratamiento inadecuado.
Entre 8,3 y 9,1 millones de toneladas de RAEE llegan a los vertederos europeos cada año, y el número no deja de crecer. Pero según datos oficiales proporcionados por los Estados miembros, actualmente sólo un 22 por ciento de estos residuos se recoge y trata adecuadamente.

Objetivos ambiciosos

Cada ciudadano europeo genera una media de cuatro kilos de RAEE al año aunque, por supuesto, esta cifra varía según el Estado miembro.
"Hemos pedido que se recoja el 85 por ciento de los desperdicios que crea cada país; es un objetivo desafiante, pero realista e importante", explicó Florenz. Este reto se tendría que hacer realidad para 2016; hasta entonces se han establecido objetivos graduales que faciliten el camino hacia la meta final.
Además, el texto exige poner en marcha criterios comunes para recoger, tratar y reciclar estos residuos dado que, hasta ahora, la calidad del tratamiento difería bastante según el país.

Exportar chatarra

Una gran cantidad de estos desperdicios abandona las fronteras europeas de un modo ilegal, por lo que Florenz pidió a las autoridades aduaneras de los países comunitarios que comprueben que los productos exportados están estropeados y que, por tanto, no pueden ser transportados.
Además, el popular alemán advirtió de que la UE pierde muchas materias primas como consecuencia de la gran cantidad de residuos que salen ilegalmente. "Por ejemplo, por cada millón de teléfonos móviles perdemos 250 kilos de plata, 24 kilos de oro, nueve kilos de paladio y nueve toneladas de cobre".
Participación de los consumidores

Aunque los consumidores ya pueden depositar este tipo de aparatos en contenedores específicos, con la nueva legislación será aún más cómodo desecharlos. Ahora, pequeños electrodomésticos como teléfonos móviles o máquinas de afeitar podrán ser depositados en cualquier tienda minorista sin necesidad de comprar un nuevo producto.
"A menudo estos pequeños aparatos acaban en el cubo de basura porque los consumidores no quieren desplazarse hasta el punto de recogida sólo por un reproductor de MP3", explicó Florenz.