“La dependencia de combustibles fósiles no es inevitable, es producto de las decisiones de un triángulo tóxico de actores”

29.10.2014 | Mundo

En su nuevo informe Alimentación, combustibles fósiles y fondos sucios, Oxfam advierte la existencia de un "triángulo tóxico" formado por inversores que buscan beneficio económico a corto plazo, Gobiernos y empresas productoras o distribuidoras de combustibles fósiles que amenazan el futuro del planeta. Este "triángulo tóxico" favoreció el gasto de 674.000 millones de dólares en combustibles fósiles en 2012. 


A este ritmo, Oxfam estima que durante la próxima década se destinarán 6 billones de dólares a empresas de combustibles fósiles para el desarrollo de este sector industrial.

La inversión en combustibles fósiles se produce mediante exenciones fiscales, incentivos gubernamentales y subsidios por un valor estimado de 1,9 billones de dólares anuales que se destinan directamente a la industria o a sufragar el coste social, sanitario o medioambiental de los daños provocados por estos combustibles.

Los subsidios protegen elevados niveles de inversión a pesar del creciente riesgo comercial. Los grupos de presión que defienden el uso de combustibles fósiles ante los Gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea, y que destinan más de medio millón de dólares al día a proteger el presente status quo, alimentan este “triángulo tóxico”.

En 2013, los beneficios totales de las cinco principales empresas petrolíferas que cotizan en bolsa (Exxon, Chevron, Shell, BP y ConocoPhillips) ascendieron a 93.000 millones de dólares.

La directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima, ha señalado: "La industria de los combustibles fósiles se beneficia de este 'triángulo tóxico' que ella misma ha generado y que nos condena a un mundo en proceso de calentamiento. Nuestra dependencia de combustibles fósiles no es inevitable, sino producto de las decisiones deliberadas de la industria, de Gobiernos pusilánimes y de inversores con poca visión de futuro. Se trata de lograr grandes beneficios para unos pocos y en detrimento del resto, especialmente de las personas más pobres del planeta que ya son víctimas del hambre que provoca el cambio climático".

Según Oxfam, las empresas de combustibles fósiles y sus asociaciones comerciales destinan al menos 44 millones de euros al año a financiar grupos de presión en la Unión Europea.  

La próxima semana los jefes de Estado de la UE acordarán el paquete de medidas sobre el clima y la energía para 2030, y estas empresas verán si sus inversiones en lobby dan resultado. La actual propuesta plantea objetivos de reducción de emisiones del 40%, en línea con las recomendaciones de BusinessEurope, uno de los grupos de presión empresariales más influyentes en la UE.

Para Oxfam, este objetivo es insuficiente, tal y como señalan los especialistas, que recomiendan una reducción de al menos el 55% si Europa pretende contribuir de forma justa a la lucha contra el cambio climático.

Oxfam advierte de que invertir en combustibles fósiles es un error puesto que estas empresas reducirán sus beneficios tanto si se aprueban nuevas regulaciones como si no. En cambio, si no se introducen medidas regulatorias gubernamentales, las economías se verán perjudicadas pues los Gobiernos deberán cubrir los costes del cambio climático que, además, damnificará a las empresas, que ya están padeciendo sus efectos.