La igualdad de género es motor de desarrollo económico según informe del Banco Mundial

20.09.2011 | Mundo

La igualdad de género tiene importancia por derecho propio, pero también tiene sentido desde el punto de vista económico. Los países que generan mejores oportunidades y condiciones para las mujeres y las niñas pueden incrementar la productividad, mejorar los resultados para los niños, hacer que las instituciones sean más representativas y promover las perspectivas de desarrollo para todos, de acuerdo con un importante informe recientemente publicado porel Banco Mundial. En el Informe sobre el desarrollo mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo se explican los grandes avances hacia la reducción de las disparidades de género, pero se señala que aún quedan desigualdades en muchas esferas. 


La peor disparidad corresponde a la proporción de muertes de niñas y mujeres respecto de los hombres en los países en desarrollo: en total, la excesiva mortalidad femenina después del nacimiento y las niñas “de menos” al nacer suman aproximadamente 3,9 millones de mujeres cada año en países de ingreso bajo y mediano.

Aproximadamente dos quintas partes no llegan a nacer porque los padres prefieren tener hijos varones, una sexta parte muere en la primera infancia y más de un tercio muere durante la edad reproductiva. El número de pérdidas está aumentando en África al sur del Sahara, especialmente en países seriamente afectados por el VIH/sida.

“Es necesario lograr la igualdad de género”, dijo Robert B. Zoellick, presidente del Grupo del Banco Mundial. “Durante los últimos cinco años, el Grupo del Banco Mundial ha proporcionado US$65 000 millones para respaldar la educación de las niñas, el cuidado de la salud femenina y el acceso de las mujeres al crédito, las tierras, los servicios agrícolas, el empleo y la infraestructura. Ha sido una importante labor, pero no ha sido suficiente en cantidad o pertinencia para nuestros objetivos. En el futuro, el Grupo del Banco Mundial dará mayor prominencia a su labor sobre género y buscará nuevas formas de avanzar con el programa para captar todo el potencial de la mitad de la población mundial”.

En el informe se citan ejemplos del modo en que los países podrían beneficiarse si abordaran las desigualdades entre hombres y mujeres:

- garantizar el mismo acceso y un tratamiento equitativo para las mujeres agricultoras incrementaría los rendimientos del cultivo de maíz entre un 11% y un 16% en Malawi y un 17% en Ghana;

- mejorar el acceso de las mujeres de Burkina Faso a los insumos agrícolas aumentaría la producción total de la agricultura familiar aproximadamente un 6%, sin necesidad de recursos adicionales (simplemente reasignando recursos tales como fertilizantes y mano de obra de los hombre a las mujeres);

- de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), igualar el acceso de las mujeres agricultoras a los recursos podría incrementar la producción agrícola en los países en desarrollo nada menos que entre un 2,5% y un 4%;eliminar las barreras que impiden que las mujeres trabajen en determinadas ocupaciones o sectores tendría efectos positivos similares, ya que reduciría las diferencias de productividad entre trabajadores hombres y mujeres en un 33% a un 50%, y aumentaría la producción por trabajador entre un 3% y un 25% en una amplia gama de países. 

“Impedir que las mujeres y las niñas adquieran aptitudes y obtengan ingresos para progresar en un mundo globalizado no solo es incorrecto, sino también perjudicial para la economía”, dijo Justin Yifu Lin, primer economista y primer vicepresidente, Economía del Desarrollo, del Banco Mundial.“Compartir equitativamente entre hombres y mujeres los frutos del crecimiento y la globalización es esencial para alcanzar los principales objetivos de desarrollo”.

En el informe también se destacó que el mundo ha logrado avances considerables en lo que respecta a reducir las disparidades de género en educación, salud y mercados laborales durante los últimos 25 años. Las desigualdades entre niños y niñas en la educación primaria han disminuido prácticamente en todos los países. En la educación secundaria, estas brechas se están acortando rápidamente: en muchos países, especialmente de América Latina, el Caribe y Asia oriental, ahora los varones (niños y jóvenes) son los desfavorecidos.

En el Informe sobre el desarrollo mundial 2012 se insta a la acción en cuatro esferas:

1) abordar los problemas relativos al capital humano, como el exceso de muertes de niñas y mujeres y las disparidades de género en la educación en los casos en que aún se observen;

2) reducir las diferencias de ingreso y productividad entre mujeres y hombres;

3) dar mayor voz y participación a las mujeres en el hogar y en la sociedad, y

4) limitar la perpetuación de la desigualdad de género entre generaciones.

“La clave para lograr la igualdad de género continúa siendo la necesidad de orientar específicamente las políticas públicas nacionales”,dijo Ana Revenga, codirectora del informe. “Para ser eficaces, esas políticas deberán estar orientadas específicamente a las causas fundamentales de las disparidades de género. En el caso de algunos problemas, como la elevada mortalidad materna, será necesario fortalecer las instituciones que prestan servicios. Si se trata de otras deficiencias, como el acceso desigual a las oportunidades económicas, mediante las políticas se deberán abordar las múltiples limitaciones —en los mercados y en las instituciones— que mantienen a las mujeres atrapadas en empleos de baja productividad e ingresos escasos”.