Los biodegradables no garantizan un medio ambiente sustentable

26.08.2011 | Destacadas

Martín Mallo de Énfasis Packaging, cita en este texto un artículo del New York Time en el que se afirma que la industria del packaging se ha lanzado en los últimos años a conquistar al consumidor preocupado por los temas ecológicos. Sin embargo, varios especialistas advierten que el marketing   exagera las propiedades beneficiosas de estos productos.


 

¿Hasta dónde protegen el medio ambiente los envases realizados con plásticos biodegradables? ¿Cuánto hay de estrategia de marketing y cuánto de beneficio genuino para el planeta? Estas preguntas guiaron hace unas semanas un artículo publicado en el New York Times, en el mes de julio.
Y es que la proliferación de materiales plásticos que protegen el medio ambiente ha creado la idea entre los consumidores de que los envases biodegradables son la solución contra los males generados por la sociedad de consumo, principal productora de los daños ocasionados al planeta.
Gracias a una creciente concientización del deterioro que se está causando al ecosistema  (calentamiento global, pérdida de bosques y sequías, entre otros desastres naturales), las compañías del sector se han lanzado a desarrollar productos y aditivos que descomponen los plásticos. También varias universidades latinoamericanas se encuentran investigando y desarrollando alternativas para suplir al petróleo y el gas, materias primas en vías de extinción. Así, el maná del siglo XXI son los envases "biodegradables", principal estandarte del packaging "verde".
No todo lo que reluce bajo el sol...
Sin embargo, varias voces se han alzado para señalar los límites de estos plásticos. Para Jorge Acevedo, Gerente General del Instituto Argentino del Envase (IAE), "hay que tener mucho cuidado en cómo se utiliza la palabra biodegradable. Nosotros estamos trabajando en la Comisión de Medio Ambiente del Congreso y en la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, y también con la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP) sobre este tema.   Para mí no hay que usar la palabra "biodegradable" porque genera confusión. La biodegradación se da en determinadas condiciones de temperatura, humedad y luz solar. Cuando se entierra una cáscara de banana a 10 metros bajo tierra en un relleno sanitario la cáscara puede mantenerse igual por diez años, a pesar de ser un material orgánico".
Para fijar la posición del instituto sobre este tema, Acevedo se ha encargado de redactar un documento con las especificaciones sobre las condiciones que deben darse para una biodegradación eficiente.
El directivo del IAE no es el único que pone reparos sobre la manera en que se está utilizando el término, y las confusiones que pueden estar generando las estrategias de marketing de las compañías en los consumidores. Rafael Auras es profesor de la Michigan State University School of Packaging, Estados Unidos. Desde allí ha podido estudiar el crecimiento del fenómeno de estos productos. Para él todavía no existe un único organismo (ya sea privado o estatal), con consenso a nivel mundial, para establecer estándares de biodegradación. Y a pesar de que existen algunas normas internacionales que ayudarían a marcar una serie de requisitos mínimos para catalogar un plástico con el rótulo de biodegradable (las ASTM D6400 y las EN 13432), para el científico "todavía existen demasiados desacuerdos en cómo testear y catalogar a estos polímeros. Por eso no existe una legislación estatal definitiva sobre ellos".
Otro que se ha sumado a las advertencias sobre estos productos ha sido el especialista japonés Hirokata Sasaki, consultor del departamento de Investigación y Desarrollo del Institute of Packaging Professionals de Japón. "Está probado-sostiene Sasaki- que un volcado masivo de envases realizados con polímeros biodegradables no tienen ningún efecto positivo para el medio ambiente, ya que al arrojar toneladas de estos materiales al suelo no se produce el mismo efecto que en los laboratorios donde son probados y testeado el nivel de biodegradación".

¿Hasta dónde protegen el medio ambiente los envases realizados con plásticos biodegradables? ¿Cuánto hay de estrategia de marketing y cuánto de beneficio genuino para el planeta? Estas preguntas guiaron hace unas semanas un artículo publicado en el New York Times, en el mes de julio.
Y es que la proliferación de materiales plásticos que protegen el medio ambiente ha creado la idea entre los consumidores de que los envases biodegradables son la solución contra los males generados por la sociedad de consumo, principal productora de los daños ocasionados al planeta.
Gracias a una creciente concientización del deterioro que se está causando al ecosistema  (calentamiento global, pérdida de bosques y sequías, entre otros desastres naturales), las compañías del sector se han lanzado a desarrollar productos y aditivos que descomponen los plásticos. También varias universidades latinoamericanas se encuentran investigando y desarrollando alternativas para suplir al petróleo y el gas, materias primas en vías de extinción. Así, el maná del siglo XXI son los envases "biodegradables", principal estandarte del packaging "verde".

No todo lo que reluce bajo el sol...
Sin embargo, varias voces se han alzado para señalar los límites de estos plásticos. Para Jorge Acevedo, Gerente General del Instituto Argentino del Envase (IAE), "hay que tener mucho cuidado en cómo se utiliza la palabra biodegradable. Nosotros estamos trabajando en la Comisión de Medio Ambiente del Congreso y en la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, y también con la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP) sobre este tema.   Para mí no hay que usar la palabra "biodegradable" porque genera confusión. La biodegradación se da en determinadas condiciones de temperatura, humedad y luz solar. Cuando se entierra una cáscara de banana a 10 metros bajo tierra en un relleno sanitario la cáscara puede mantenerse igual por diez años, a pesar de ser un material orgánico".
Para fijar la posición del instituto sobre este tema, Acevedo se ha encargado de redactar un documento con las especificaciones sobre las condiciones que deben darse para una biodegradación eficiente.

El directivo del IAE no es el único que pone reparos sobre la manera en que se está utilizando el término, y las confusiones que pueden estar generando las estrategias de marketing de las compañías en los consumidores. Rafael Auras es profesor de la Michigan State University School of Packaging, Estados Unidos. Desde allí ha podido estudiar el crecimiento del fenómeno de estos productos. Para él todavía no existe un único organismo (ya sea privado o estatal), con consenso a nivel mundial, para establecer estándares de biodegradación. Y a pesar de que existen algunas normas internacionales que ayudarían a marcar una serie de requisitos mínimos para catalogar un plástico con el rótulo de biodegradable (las ASTM D6400 y las EN 13432), para el científico "todavía existen demasiados desacuerdos en cómo testear y catalogar a estos polímeros. Por eso no existe una legislación estatal definitiva sobre ellos".

Otro que se ha sumado a las advertencias sobre estos productos ha sido el especialista japonés Hirokata Sasaki, consultor del departamento de Investigación y Desarrollo del Institute of Packaging Professionals de Japón. "Está probado-sostiene Sasaki- que un volcado masivo de envases realizados con polímeros biodegradables no tienen ningún efecto positivo para el medio ambiente, ya que al arrojar toneladas de estos materiales al suelo no se produce el mismo efecto que en los laboratorios donde son probados y testeado el nivel de biodegradación".