Pagarán a la Amazonia sus servicios ambientales al Planeta

12.07.2011 | América Latina

Brasil se propone pagar "por servicios ambientales" a los pobladores de la Amazonía, reconociendo así su contribución para preservar el mayor bosque tropical del planeta y paliar los efectos del calentamiento global. "Esa agenda es una prioridad del ministerio de Medio Ambiente", anunció esta semana la ministra Marina Silva, asegurando que "mantener la selva en pie es un servicio ambiental importante" al planeta.


 

El Ministerio del Medio Ambiente está culminando un proyecto de ley que definirá las prácticas ecológicamente correctas (como el no uso de agrotóxicos), que serán compensadas con dinero público, con créditos especiales y con un mercado que pague más por los productos ambientalmente sustentables, explicó a la AFP el director de Desarrollo Rural Sustentable, Paulo Guilherme Cabral.
Los destinatarios serán pequeños agricultores, pescadores y buscadores de minerales tradicionales de los grandes bosques brasileños.
El concepto es relativamente nuevo en Brasil y significa que la preservación de la selva nativa pasa a ser considerada un servicio ecológico a la sociedad que debe ser compensado económicamente.
Para el coordinador de la ONG Instituto Sociambiental, Raul do Vale, la compensación es importante porque ayuda al poblador a obtener una subsistencia vinculada al uso correcto del área.
Además, añadió, "desincentiva las actividades destructivas", como la producción de soja, la pecuaria y la venta de madera ilegal, hoy mucho mejor pagados y que cada año destruyen miles de kilómetros cuadrados de selva.
"Nadie convencerá a un pobre de que no puede cortar un árbol si no obtiene a cambio el derecho a trabajar, a comer", afirmó recientemente el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
"Si yo hiciera lo que otros, derrumbar bosque, quemar la tierra y pasar veneno, conseguiría una bella producción, pero, como respeto los árboles y no uso químicos, la producción cae drásticamente; eso tiene que ser compensado para que podamos subsistir", dijo a la AFP Angelino Moreira, productor amazónico que adhirió a un proyecto piloto de agricultura y pesca sustentable del gobierno, que beneficia a unas 4.000 familias en la Amazonía.
La compensación por servicios ambientales es una reivindicación vieja de los pobladores de bosques nativos de toda América Latina, que esta semana se reunieron en la ciudad amazónica de Manaos. Esos pobladores reclaman que esa compensación sea contemplada en la Convención del Clima de la ONU.
"Los líderes de las comunidades selváticas de América Latina quieren un consenso sobre la compensación económica por los servicios ambientales que prestan al planeta, ayudando a conservar millones de hectáreas de bosque nativo en los trópicos", señala un comunicado de la reunión.
El tema es incipiente en toda la región, aunque en Brasil adquiriría grandes proporciones, por el tamaño de sus áreas protegidas.
El estado brasileño de Amazonas creó recientemente una "beca de la selva" y existen aún otros ejemplos que los brasileños estudian de cerca, en Costa Rica, que creó tasas al consumo de agua y gasolina que revierte a los propietarios forestales, y México.
En los últimos tres años, Brasil consiguió reducir sus índices de deforestación en 59%, pero ese avance podría ser echado por tierra con un reciente repunte en algunos estados de gran incidencia de actividad pecuaria y de producción de soja.
Brasil es el cuarto mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero y la deforestación provoca 75% de sus emisiones.

El Ministerio del Medio Ambiente está culminando un proyecto de ley que definirá las prácticas ecológicamente correctas (como el no uso de agrotóxicos), que serán compensadas con dinero público, con créditos especiales y con un mercado que pague más por los productos ambientalmente sustentables, explicó a la AFP el director de Desarrollo Rural Sustentable, Paulo Guilherme Cabral.
Los destinatarios serán pequeños agricultores, pescadores y buscadores de minerales tradicionales de los grandes bosques brasileños.

El concepto es relativamente nuevo en Brasil y significa que la preservación de la selva nativa pasa a ser considerada un servicio ecológico a la sociedad que debe ser compensado económicamente.
Para el coordinador de la ONG Instituto Sociambiental, Raul do Vale, la compensación es importante porque ayuda al poblador a obtener una subsistencia vinculada al uso correcto del área.
Además, añadió, "desincentiva las actividades destructivas", como la producción de soja, la pecuaria y la venta de madera ilegal, hoy mucho mejor pagados y que cada año destruyen miles de kilómetros cuadrados de selva.

"Nadie convencerá a un pobre de que no puede cortar un árbol si no obtiene a cambio el derecho a trabajar, a comer", afirmó recientemente el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
"Si yo hiciera lo que otros, derrumbar bosque, quemar la tierra y pasar veneno, conseguiría una bella producción, pero, como respeto los árboles y no uso químicos, la producción cae drásticamente; eso tiene que ser compensado para que podamos subsistir", dijo a la AFP Angelino Moreira, productor amazónico que adhirió a un proyecto piloto de agricultura y pesca sustentable del gobierno, que beneficia a unas 4.000 familias en la Amazonía.

La compensación por servicios ambientales es una reivindicación vieja de los pobladores de bosques nativos de toda América Latina, que esta semana se reunieron en la ciudad amazónica de Manaos. Esos pobladores reclaman que esa compensación sea contemplada en la Convención del Clima de la ONU.
"Los líderes de las comunidades selváticas de América Latina quieren un consenso sobre la compensación económica por los servicios ambientales que prestan al planeta, ayudando a conservar millones de hectáreas de bosque nativo en los trópicos", señala un comunicado de la reunión.
El tema es incipiente en toda la región, aunque en Brasil adquiriría grandes proporciones, por el tamaño de sus áreas protegidas.

El estado brasileño de Amazonas creó recientemente una "beca de la selva" y existen aún otros ejemplos que los brasileños estudian de cerca, en Costa Rica, que creó tasas al consumo de agua y gasolina que revierte a los propietarios forestales, y México.
En los últimos tres años, Brasil consiguió reducir sus índices de deforestación en 59%, pero ese avance podría ser echado por tierra con un reciente repunte en algunos estados de gran incidencia de actividad pecuaria y de producción de soja.
Brasil es el cuarto mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero y la deforestación provoca 75% de sus emisiones.