Pagarían más en electricidad si es de energías renovables

05.09.2011 | Europa

Aunque dos de cada tres españoles rechazan un aumento general y lineal de la tarifa eléctrica de los hogares, casi la mitad de la población estaría dispuesta a pagar alrededor de un 10 por ciento más por la electricidad si ésta procediera de energías renovables, como la solar y la eólica. Ésta es una de las principales conclusiones del Estudio FBBVA sobre Actitudes Sociales de los Españoles hacia la Energía y el Agua, realizado por el banco a través de 2.000 encuestas y que muestra que entre los españoles existe una sensibilización creciente hacia los problemas de la energía y el agua.


 

Este estudio se publica en un momento en el que el Gobierno pretende que el precio que pagan los consumidores se acerque progresivamente a los costes reales de generación, con el objetivo de reducir el déficit de tarifa.
El informe señala que los aspectos energéticos que más preocupan a los españoles son la escasez de recursos, que inquieta a un 58 por ciento, y las consecuencias para el medio ambiente de algunas fuentes de energía, problema citado por un 47 por ciento de los encuestados.
Por ello, un 55 por ciento está dispuesto a pagar más por la electricidad si ésta se genera con energías renovables.
En general, los españoles no se muestran partidarios de subidas lineales y generales del precio de la energía, ya que un 63 por ciento lo rechaza, aunque un porcentaje similar aceptaría la creación de una tarifa por tramos que establezca un precio mayor para quienes más consuman.
La preocupación de los ciudadanos por el medio ambiente también se percibe en el informe cuando se pregunta sobre los carburantes, ya que un 52 por ciento de los encuestados asegura que aceptaría subidas de hasta un 10 por ciento en las gasolinas si éstas estuvieran mezcladas con biocarburantes.
Este porcentaje se eleva hasta el 91 por ciento en el caso de quienes poseen un vehículo.
Según el estudio, los españoles consideran que es altamente probable que en los próximos cinco años se incrementen los precios de la electricidad, el gas y los combustibles (con porcentajes entre el 73 por ciento y el 81 por ciento), aunque no esperan que se produzcan cortes en el suministro.
Las fuentes de energía más aceptadas por los españoles son la solar y la eólica, a las que los encuestados conceden, en una escala de 0 a 10, una puntuación por encima del 8, seguidas de la biomasa (7,7), el gas natural (6,6), el petróleo (5,1) y la nuclear (3,1).
La baja popularidad de la energía nuclear se ve reflejada con la asociación a ella, por parte de dos de cada tres encuestados, de atributos negativos como «peligro», «desastre», «catástrofe», «muerte», «explosión» o «contaminación».
La mitad de los españoles reconoce que no ha reducido su consumo energético en los últimos cinco años y, aunque un 46 por ciento apoyaría una restricción del uso del automóvil para reducir los niveles de contaminación, un 52 por ciento rechazaría una subida de los impuestos que gravan los carburantes.
Respecto al agua, un 82 por ciento de los españoles considera que se trata de un bien escaso, y un porcentaje similar cree que se derrocha en los hogares.
En cuanto a su precio, la mitad de la población afirma que es adecuado, mientras que algo más de un tercio piensa que es demasiado alto y un cinco por ciento, que es bajo.
Más de un 50 por ciento de los encuestados se muestra contrario a que se regule o restrinja su uso en los hogares y hasta un 60 por ciento rechaza que se incremente su precio.
(diariodenavarra.es)

Este estudio se publica en un momento en el que el Gobierno pretende que el precio que pagan los consumidores se acerque progresivamente a los costes reales de generación, con el objetivo de reducir el déficit de tarifa.
El informe señala que los aspectos energéticos que más preocupan a los españoles son la escasez de recursos, que inquieta a un 58 por ciento, y las consecuencias para el medio ambiente de algunas fuentes de energía, problema citado por un 47 por ciento de los encuestados.

Por ello, un 55 por ciento está dispuesto a pagar más por la electricidad si ésta se genera con energías renovables.
En general, los españoles no se muestran partidarios de subidas lineales y generales del precio de la energía, ya que un 63 por ciento lo rechaza, aunque un porcentaje similar aceptaría la creación de una tarifa por tramos que establezca un precio mayor para quienes más consuman.

La preocupación de los ciudadanos por el medio ambiente también se percibe en el informe cuando se pregunta sobre los carburantes, ya que un 52 por ciento de los encuestados asegura que aceptaría subidas de hasta un 10 por ciento en las gasolinas si éstas estuvieran mezcladas con biocarburantes.
Este porcentaje se eleva hasta el 91 por ciento en el caso de quienes poseen un vehículo.
Según el estudio, los españoles consideran que es altamente probable que en los próximos cinco años se incrementen los precios de la electricidad, el gas y los combustibles (con porcentajes entre el 73 por ciento y el 81 por ciento), aunque no esperan que se produzcan cortes en el suministro.
Las fuentes de energía más aceptadas por los españoles son la solar y la eólica, a las que los encuestados conceden, en una escala de 0 a 10, una puntuación por encima del 8, seguidas de la biomasa (7,7), el gas natural (6,6), el petróleo (5,1) y la nuclear (3,1).

La baja popularidad de la energía nuclear se ve reflejada con la asociación a ella, por parte de dos de cada tres encuestados, de atributos negativos como «peligro», «desastre», «catástrofe», «muerte», «explosión» o «contaminación».
La mitad de los españoles reconoce que no ha reducido su consumo energético en los últimos cinco años y, aunque un 46 por ciento apoyaría una restricción del uso del automóvil para reducir los niveles de contaminación, un 52 por ciento rechazaría una subida de los impuestos que gravan los carburantes.
Respecto al agua, un 82 por ciento de los españoles considera que se trata de un bien escaso, y un porcentaje similar cree que se derrocha en los hogares.

En cuanto a su precio, la mitad de la población afirma que es adecuado, mientras que algo más de un tercio piensa que es demasiado alto y un cinco por ciento, que es bajo.
Más de un 50 por ciento de los encuestados se muestra contrario a que se regule o restrinja su uso en los hogares y hasta un 60 por ciento rechaza que se incremente su precio.
(diariodenavarra.es)