RSE y Gobierno Corporativo

26.10.2011 | Contratapa

En la jornada organizada por el CEMA Luisa Montuschi llamó a cambiar el paradigma de la maximización de beneficios. Ignacio González García de IDEA pidió ser cauteloso con índices y mediciones de RSE hasta que alguno tenga el suficiente consenso. Adolfo Sturzenegger sostuvo que los premios a las empresas conspiran contra la cultura de la RSE.


 

El martes 21 de setiembre se llevó a cabo el foro "Responsabilidad Social Empresaria y Gobierno Corporativo" organizado por la Universidad del CEMA.
La jornada abrió con la exposición de la docente Luisa Montuschi, "RSE: brecha entre principios y acciones", quien realizó un paneo de la evolución académica de la RSE desde las posturas negativas de Fridman hasta la teoría de los Stakeholders en los años ochenta. Montuschi hizo un llamado a empresarios y académicos a modificar el paradigma de la maximización de beneficios, y generar otro que contemple el conflicto de los intereses múltiples.
El vicepresidente de IDEA, Ignacio González García reflexionó sobre la necesidad de consolidar la RSE como una herramienta de largo plazo y abandonar la visión de los hechos aislados en el largo plazo. "Pareciera que la palabra social nos da miedo y eso está mal", le dijo al auditorio.
Para González, la sociedad, que vive en un mundo cada vez más antropocéntrico, ya decidió que la manera de gestionar los negocios debe cambiar. Consideró que el medioambiente es un asunto prioritario. "El consumo de naturaleza es un costo del producto que no podemos trasladar a las generaciones futuras. Esto no va más", expresó.
Con respecto a los índices y mediciones de RSE que se debaten en Argentina alertó que no hay que hacer un traje a medida del que demanda la medición. Tenemos que esperar que exista consenso sobre alguna de las normas que andan dando vuelta, para que estas se vuelvan obligatorias y comparativas. Además, hay que segmentar las mediciones por industria.
Adolfo Sturzenegger, consultor del Foro Ecuménico Social, consideró que la RSE implica un nuevo contrato social entre actores que hoy no están haciendo bien algunas cosas. Las empresas tienen una crisis de transparencia con los escándalos financieros, los gobiernos no pueden resolver las injusticias de la desigualdad y el desempleo, y en la sociedad civil no hay recursos para cambiar las cosas.
Las empresa y los gobiernos muchas veces constituyeron asociaciones ilícitas, por lo tanto, el aporte de la sociedad civil debe ser el de los valores éticos y el capital social.
"Empresa, Gobierno y Sociedad Civil deben ir en busca de nuevos óptimos sociales", subrayó el economista. Sobre las normas y estándares de RSE sostuvo que habría que adaptar los indicadores al tamaño de la empresa.
Para Sturzenegger "los premios a las empresas conspiran contra la cultura de la RSE" porque se incentiva poner el foco "en las acciones aisladas y no en los resultados".
El último orador fue Adolfo Apreda, quien se refirió al gobierno corporativo y la RSE.

El martes 21 de setiembre se llevó a cabo el foro "Responsabilidad Social Empresaria y Gobierno Corporativo" organizado por la Universidad del CEMA.
La jornada abrió con la exposición de la docente Luisa Montuschi, "RSE: brecha entre principios y acciones", quien realizó un paneo de la evolución académica de la RSE desde las posturas negativas de Fridman hasta la teoría de los Stakeholders en los años ochenta. Montuschi hizo un llamado a empresarios y académicos a modificar el paradigma de la maximización de beneficios, y generar otro que contemple el conflicto de los intereses múltiples.
El vicepresidente de IDEA, Ignacio González García reflexionó sobre la necesidad de consolidar la RSE como una herramienta de largo plazo y abandonar la visión de los hechos aislados en el largo plazo. "Pareciera que la palabra social nos da miedo y eso está mal", le dijo al auditorio.

Para González, la sociedad, que vive en un mundo cada vez más antropocéntrico, ya decidió que la manera de gestionar los negocios debe cambiar. Consideró que el medioambiente es un asunto prioritario. "El consumo de naturaleza es un costo del producto que no podemos trasladar a las generaciones futuras. Esto no va más", expresó.
Con respecto a los índices y mediciones de RSE que se debaten en Argentina alertó que no hay que hacer un traje a medida del que demanda la medición. Tenemos que esperar que exista consenso sobre alguna de las normas que andan dando vuelta, para que estas se vuelvan obligatorias y comparativas. Además, hay que segmentar las mediciones por industria.
Adolfo Sturzenegger, consultor del Foro Ecuménico Social, consideró que la RSE implica un nuevo contrato social entre actores que hoy no están haciendo bien algunas cosas. Las empresas tienen una crisis de transparencia con los escándalos financieros, los gobiernos no pueden resolver las injusticias de la desigualdad y el desempleo, y en la sociedad civil no hay recursos para cambiar las cosas.

Las empresa y los gobiernos muchas veces constituyeron asociaciones ilícitas, por lo tanto, el aporte de la sociedad civil debe ser el de los valores éticos y el capital social.
"Empresa, Gobierno y Sociedad Civil deben ir en busca de nuevos óptimos sociales", subrayó el economista. Sobre las normas y estándares de RSE sostuvo que habría que adaptar los indicadores al tamaño de la empresa.
Para Sturzenegger "los premios a las empresas conspiran contra la cultura de la RSE" porque se incentiva poner el foco "en las acciones aisladas y no en los resultados".
El último orador fue Adolfo Apreda, quien se refirió al gobierno corporativo y la RSE.