¿Se puede ganar dinero sin vender el alma?

29.08.2011 | Destacadas

¿Le atormenta que con sus inversiones esté contribuyendo a financiar la explotación infantil, la discriminación sexual y racial o prácticas que dañan el medioambiente? Es casi imposible que un inversor pueda estar al tanto de todas las actividades que desarrolla una empresa. Por poner un ejemplo, una compañía puede ser muy conocida en Europa por el desarrollo de energía eólica, pero se desconoce si sus plantas de ensamblado de molinos radicadas en el Tercer Mundo son tan respetuosas con el medioambiente o los derechos humanos. ¿Se puede, entonces, ganar dinero sin tener que renunciar a los principios? Existe una respuesta. La hay: los fondos éticos o de Inversión Socialmente Responsable (ISR).


 

Un informe de la consultora Eiris (Ethical Investment Research Services) cifra en un billón de euros los activos bajo gestión dentro del universo de los fondos ISR europeos. Pero en España se va con un retraso notable, ya que apenas representan un 0,5% del patrimonio de los fondos de inversión, lo que vendrían a ser unos 1.700 millones de euros, según los datos del patrimonio de fondos de Inverco. En la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), sólo hay dos fondos registrados que tengan la palabra ético en su nombre. Uno es de Morgan Stanley, creado en 1999, y el otro, de Fortis, que fue lanzado en febrero del año pasado.
Claro que, aparte de éstos, hay un abanico más amplio de fondos solidarios, que ceden una parte de sus comisiones a determinados fines sociales, y otra serie de carteras comercializadas por bancos extranjeros, que invierten con criterios de buen gobierno corporativo o centrados en energías limpias. Pero los expertos concluyen que, hasta la fecha, la inversión comprometida no ha conseguido calar en España.
'Son varios los factores que han provocado que la ISR no alcance los niveles de desarrollo europeos: falta de demanda de los inversores institucionales, ausencia de apoyo y promoción de la Administración Pública y el débil impulso que le han dado las gestoras a la comercialización de estos productos', resume María Rosario Balaguer, investigadora del Instituto de Innovación Social de Esade y autora de la primera tesis realizada en España sobre fondos éticos, premiada en la tercera edición de los galardones MSD-Forética de Ética Empresarial. 'En los últimos años no ha habido demasiada promoción en la banca, que se ha centrado más en el lanzamiento de productos como los hedge funds (fondos de inversión libre)', concede Marco San Martín, directivo de Fortis.
Uno de cada 10 dólares que invierten los fondos estadounidenses se hace siguiendo algún criterio de responsabilidad. En España aún se está a años luz. ¿Falta de inquietud social tal vez? 'No es que el inversor español sea más irresponsable que otros, sino que desconoce que hay un sistema para exigir que sus inversiones tengan un componente social, medioambiental o ético', responde Balaguer. Pero no todos comparten esa visión. 'No tengo ningún cliente que haya venido expresamente con esa inquietud', asegura Víctor Alvargonzález, director general de Profim, una firma especializada en el asesoramiento de inversión en fondos.
Falsa mitología
Uno de los problemas con los que se enfrenta la inversión ética es la falsa mitología que se ha tejido a su alrededor para descalificarla. Steve Waygood es director de Compromiso e Inversión Socialmente Responsable de Morley Fund Management, gestora de Aviva, y ha analizado toda la literatura negativa contra la ISR. De entre todos los prejuicios, sobresale uno: la inversión ética obtiene peores resultados. 'Invertir éticamente no significa sacrificar la rentabilidad. Como ocurre con otras estrategias de inversión activa, unos gestores obtienen mejores resultados que otros', afirma Waygood. 'Puede ocurrir que el mes que en Bolsa están de moda las nucleares, el fondo se quede algo rezagado y después vaya hacia arriba cuando se produzca una rotación general de carteras. Por sí misma, la inversión ética no da ni más ni menos rentabilidad que otro tipo de inversiones', corrobora Jaime Villalonga, el gestor que en su día puso en marcha el Morgan Stanley Fondo Activo Ético.
'Otro falso mito es que los fondos ISR excluyen demasiadas empresas, limitando al gestor y reduciendo las opciones', añade Waygood. 'Todos los gestores de fondos tienen que excluir algunas empresas', recuerda el ejecutivo de Morley. 'Es más, nos hemos dado cuenta de que los fondos ISR pueden beneficiarse del hecho de concentrar sus valoraciones y análisis en un conjunto más limitado de empresas, ya que aumenta la probabilidad de conseguir una ventaja de información frente al mercado que, por lo tanto, hace posible tomar mejores decisiones', completa.
Los fondos éticos trabajan con doble criterio positivo y excluyente. Por ejemplo, el fondo de Fortis fue impulsado por la Iglesia Católica y un 70% de sus partícipes son organizaciones religiosas. Su ideario está basado en criterios universalmente aceptados, como la defensa de la paz y el medioambiente; pero al mismo tiempo veta a las compañías cuya actividad se contradice con la moral cristiana. Las farmacéuticas se quedan fuera, por ejemplo. Un comité ético revisa trimestralmente que las inversiones se ajusten a la doctrina católica. Morgan Stanley no adopta valores religiosos, sino que basa su selección en el respeto a los derechos humanos, medioambiente y prácticas de buen gobierno. Un comité de representantes de ONG y expertos autoriza mensualmente las inversiones.
Lo que puede hacer la Seguridad Social
El debate sobre el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que planea invertir en el mercado un 10% de sus más de 43.000 millones, abre un nuevo horizonte. Los fondos públicos de pensiones son los grandes promotores de la ISR en países como EE UU o Reino Unido.
'Este hecho podría ser importante para el desarrollo del sector', confirma Ángel Borrego, responsable de la IIC Compromiso Fondo Ético, de Fortis Bank. 'El anteproyecto de ley indica que en la elección de compañías se tendrán en cuenta principios de responsabilidad social, económica y medioambiental, pero éstos tendrán que ser detallados en el posterior reglamento que desarrollará la ley, previo acuerdo en empresarios y sindicatos', completa el gestor.
El futuro se dibuja prometedor. Así lo ve la gestora Dexia: 'Con la creciente relevancia que tienen asuntos como el cambio climático, el envejecimiento de la población y la gestión corporativa, estamos convencidos de que el interés por la inversión responsable no puede hacer otra cosa que crecer'. El desafío de los ISR no es pequeño; aspira a lograr lo mejor de los dos mundos: enriquecerse y tener la conciencia tranquila.
Glosario básico del sector
Fondos éticos. Es la más antigua y conocida forma de invertir en función de unos principios morales. Su origen está en organizaciones religiosas que querían invertir en Bolsa, pero evitando empresas implicadas en prácticas como la explotación infantil o en negocios de alcohol, tabaco, juegos de azar o pornografía.
ISR. Inversión Socialmente Responsable. El concepto más moderno de la inversión comprometida, que desborda el ámbito religioso e incorpora ideas como el apoyo al medioambiente, las energías renovables o el buen gobierno corporativo.
Fondos solidarios. Se confunden con los fondos socialmente responsables. Lo que define a los fondos solidarios es que ceden una parte de la comisión de gestión o depósitos a entidades benéficas, fundaciones, ONG o actividades sociales. Muchos fondos éticos son, al mismo tiempo, solidarios.
Comité ético. Todo fondo de ISR que se precie debe contar con un comité ético que evalúe los activos a incluir en la cartera para decidir si se adecúan o no a los valores que rigen la inversión. En muchas ocasiones, los miembros de estos comités actúan de forma desinteresada y no reciben un salario por el servicio que prestan.
Criterio positivo. Las empresas comprometidas con prácticas responsables y servicios beneficiosos suelen ser premiadas por los gestores de ISR, que elevan el peso de estas firmas en sus carteras de inversión.
Criterio negativo. Los principios excluyentes que hacen que un valor no pueda entrar en un fondo ético.
Compromiso. Activismo accionarial. Se trata de participar en la administración de las empresas en las que invierte el fondo, para fomentar así las buenas prácticas.
Contestación inversora a la guerra de Vietnam
El trauma que la guerra de Vietnam (1959-1975) desencadenó en EE UU propició cambios decisivos en la actitud de los inversores y uno de sus mejores ejemplos es la constitución del Pax World Fund, creado en 1971 por dos activistas opuestos al conflicto bélico.
El objetivo inicial era evitar toda inversión relacionada con la guerra. El Pax World asumió, además, el mandato de participar de forma activa en la gestión de las empresas en las que invertía. Sin perder de vista la ambición de promover la paz, el fondo ha derivado hacia conceptos como la defensa de energías renovables. Pax World se ha sofisticado con opciones como el fondo de bonos high yield (alto rendimiento) o renta variable value (el criterio es buscar empresas baratas en Bolsa). La entidad comenzó con 100.000 dólares y hoy gestiona activos valorados en 1.400 millones de euros
Las raíces de la gestión ética, una cuestión espiritual
Ser creyente no está reñido con tratar de enriquecerse. Eso es algo que hoy está plenamente asumido, pero que en el mundo cristiano fueron los protestantes los primeros en declararlo con determinación. No extraña que fueran dos ramas protestantes las pioneras en invertir teniendo cuidado de no dejarse los principios en el camino. 'Fue a comienzos del siglo XX cuando la Iglesia Metodista y los cuáqueros comenzaron a invertir en Bolsa evitando conscientemente empresas relacionadas con el alcohol o el juego', afirma Mark Roberts, directivo de Eiris (Ethical Investment Research Services), una de las consultoras con más prestigioso en la inversión socialmente responsable.
La mentalidad anglosajona ha influido decisivamente en el desarrollo de la inversión ética. 'En Reino Unido y EE UU, las organizaciones llamadas charities son muy habituales. Viste socialmente que los ricos destinen parte de sus recursos a ayudar a los pobres. Es algo muy tradicional y que hoy se sigue practicando, no hay más que ver los ejemplos de filantropía de George Soros o Bill Gates', señala Víctor Alvargonzález, director general de la asesoría de fondos Profim.
En cualquier caso, la relación entre religión e inversión basada en valores morales sigue siendo muy estrecha y no sólo en Occidente. La lluvia de petrodólares ha facilitado en la creación en los últimos años de numerosos fondos islámicos. Y sus criterios de exclusión son idénticos a los de fondos cristianos: evitan alcohol, tabaco, juego y pornografía y armamento.
(Cinco Días)

 

Un informe de la consultora Eiris (Ethical Investment Research Services) cifra en un billón de euros los activos bajo gestión dentro del universo de los fondos ISR europeos. Pero en España se va con un retraso notable, ya que apenas representan un 0,5% del patrimonio de los fondos de inversión, lo que vendrían a ser unos 1.700 millones de euros, según los datos del patrimonio de fondos de Inverco. En la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), sólo hay dos fondos registrados que tengan la palabra ético en su nombre. Uno es de Morgan Stanley, creado en 1999, y el otro, de Fortis, que fue lanzado en febrero del año pasado.

 

Claro que, aparte de éstos, hay un abanico más amplio de fondos solidarios, que ceden una parte de sus comisiones a determinados fines sociales, y otra serie de carteras comercializadas por bancos extranjeros, que invierten con criterios de buen gobierno corporativo o centrados en energías limpias. Pero los expertos concluyen que, hasta la fecha, la inversión comprometida no ha conseguido calar en España.

 

'Son varios los factores que han provocado que la ISR no alcance los niveles de desarrollo europeos: falta de demanda de los inversores institucionales, ausencia de apoyo y promoción de la Administración Pública y el débil impulso que le han dado las gestoras a la comercialización de estos productos', resume María Rosario Balaguer, investigadora del Instituto de Innovación Social de Esade y autora de la primera tesis realizada en España sobre fondos éticos, premiada en la tercera edición de los galardones MSD-Forética de Ética Empresarial. 'En los últimos años no ha habido demasiada promoción en la banca, que se ha centrado más en el lanzamiento de productos como los hedge funds (fondos de inversión libre)', concede Marco San Martín, directivo de Fortis.

 

Uno de cada 10 dólares que invierten los fondos estadounidenses se hace siguiendo algún criterio de responsabilidad. En España aún se está a años luz. ¿Falta de inquietud social tal vez? 'No es que el inversor español sea más irresponsable que otros, sino que desconoce que hay un sistema para exigir que sus inversiones tengan un componente social, medioambiental o ético', responde Balaguer. Pero no todos comparten esa visión. 'No tengo ningún cliente que haya venido expresamente con esa inquietud', asegura Víctor Alvargonzález, director general de Profim, una firma especializada en el asesoramiento de inversión en fondos.

 

Falsa mitología

 

Uno de los problemas con los que se enfrenta la inversión ética es la falsa mitología que se ha tejido a su alrededor para descalificarla. Steve Waygood es director de Compromiso e Inversión Socialmente Responsable de Morley Fund Management, gestora de Aviva, y ha analizado toda la literatura negativa contra la ISR. De entre todos los prejuicios, sobresale uno: la inversión ética obtiene peores resultados. 'Invertir éticamente no significa sacrificar la rentabilidad. Como ocurre con otras estrategias de inversión activa, unos gestores obtienen mejores resultados que otros', afirma Waygood. 'Puede ocurrir que el mes que en Bolsa están de moda las nucleares, el fondo se quede algo rezagado y después vaya hacia arriba cuando se produzca una rotación general de carteras. Por sí misma, la inversión ética no da ni más ni menos rentabilidad que otro tipo de inversiones', corrobora Jaime Villalonga, el gestor que en su día puso en marcha el Morgan Stanley Fondo Activo Ético.

 

'Otro falso mito es que los fondos ISR excluyen demasiadas empresas, limitando al gestor y reduciendo las opciones', añade Waygood. 'Todos los gestores de fondos tienen que excluir algunas empresas', recuerda el ejecutivo de Morley. 'Es más, nos hemos dado cuenta de que los fondos ISR pueden beneficiarse del hecho de concentrar sus valoraciones y análisis en un conjunto más limitado de empresas, ya que aumenta la probabilidad de conseguir una ventaja de información frente al mercado que, por lo tanto, hace posible tomar mejores decisiones', completa.

 

Los fondos éticos trabajan con doble criterio positivo y excluyente. Por ejemplo, el fondo de Fortis fue impulsado por la Iglesia Católica y un 70% de sus partícipes son organizaciones religiosas. Su ideario está basado en criterios universalmente aceptados, como la defensa de la paz y el medioambiente; pero al mismo tiempo veta a las compañías cuya actividad se contradice con la moral cristiana. Las farmacéuticas se quedan fuera, por ejemplo. Un comité ético revisa trimestralmente que las inversiones se ajusten a la doctrina católica. Morgan Stanley no adopta valores religiosos, sino que basa su selección en el respeto a los derechos humanos, medioambiente y prácticas de buen gobierno. Un comité de representantes de ONG y expertos autoriza mensualmente las inversiones.

 

Lo que puede hacer la Seguridad Social

 

El debate sobre el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que planea invertir en el mercado un 10% de sus más de 43.000 millones, abre un nuevo horizonte. Los fondos públicos de pensiones son los grandes promotores de la ISR en países como EE UU o Reino Unido.

 

'Este hecho podría ser importante para el desarrollo del sector', confirma Ángel Borrego, responsable de la IIC Compromiso Fondo Ético, de Fortis Bank. 'El anteproyecto de ley indica que en la elección de compañías se tendrán en cuenta principios de responsabilidad social, económica y medioambiental, pero éstos tendrán que ser detallados en el posterior reglamento que desarrollará la ley, previo acuerdo en empresarios y sindicatos', completa el gestor.

 

El futuro se dibuja prometedor. Así lo ve la gestora Dexia: 'Con la creciente relevancia que tienen asuntos como el cambio climático, el envejecimiento de la población y la gestión corporativa, estamos convencidos de que el interés por la inversión responsable no puede hacer otra cosa que crecer'. El desafío de los ISR no es pequeño; aspira a lograr lo mejor de los dos mundos: enriquecerse y tener la conciencia tranquila.

 

Glosario básico del sector

 

Fondos éticos. Es la más antigua y conocida forma de invertir en función de unos principios morales. Su origen está en organizaciones religiosas que querían invertir en Bolsa, pero evitando empresas implicadas en prácticas como la explotación infantil o en negocios de alcohol, tabaco, juegos de azar o pornografía.

 

ISR. Inversión Socialmente Responsable. El concepto más moderno de la inversión comprometida, que desborda el ámbito religioso e incorpora ideas como el apoyo al medioambiente, las energías renovables o el buen gobierno corporativo.

 

Fondos solidarios. Se confunden con los fondos socialmente responsables. Lo que define a los fondos solidarios es que ceden una parte de la comisión de gestión o depósitos a entidades benéficas, fundaciones, ONG o actividades sociales. Muchos fondos éticos son, al mismo tiempo, solidarios.

 

Comité ético. Todo fondo de ISR que se precie debe contar con un comité ético que evalúe los activos a incluir en la cartera para decidir si se adecúan o no a los valores que rigen la inversión. En muchas ocasiones, los miembros de estos comités actúan de forma desinteresada y no reciben un salario por el servicio que prestan.

 

Criterio positivo. Las empresas comprometidas con prácticas responsables y servicios beneficiosos suelen ser premiadas por los gestores de ISR, que elevan el peso de estas firmas en sus carteras de inversión.

 

Criterio negativo. Los principios excluyentes que hacen que un valor no pueda entrar en un fondo ético.

 

Compromiso. Activismo accionarial. Se trata de participar en la administración de las empresas en las que invierte el fondo, para fomentar así las buenas prácticas.

 

 

Contestación inversora a la guerra de Vietnam

 

El trauma que la guerra de Vietnam (1959-1975) desencadenó en EE UU propició cambios decisivos en la actitud de los inversores y uno de sus mejores ejemplos es la constitución del Pax World Fund, creado en 1971 por dos activistas opuestos al conflicto bélico.

 

El objetivo inicial era evitar toda inversión relacionada con la guerra. El Pax World asumió, además, el mandato de participar de forma activa en la gestión de las empresas en las que invertía. Sin perder de vista la ambición de promover la paz, el fondo ha derivado hacia conceptos como la defensa de energías renovables. Pax World se ha sofisticado con opciones como el fondo de bonos high yield (alto rendimiento) o renta variable value (el criterio es buscar empresas baratas en Bolsa). La entidad comenzó con 100.000 dólares y hoy gestiona activos valorados en 1.400 millones de euros

 

Las raíces de la gestión ética, una cuestión espiritual

 

Ser creyente no está reñido con tratar de enriquecerse. Eso es algo que hoy está plenamente asumido, pero que en el mundo cristiano fueron los protestantes los primeros en declararlo con determinación. No extraña que fueran dos ramas protestantes las pioneras en invertir teniendo cuidado de no dejarse los principios en el camino. 'Fue a comienzos del siglo XX cuando la Iglesia Metodista y los cuáqueros comenzaron a invertir en Bolsa evitando conscientemente empresas relacionadas con el alcohol o el juego', afirma Mark Roberts, directivo de Eiris (Ethical Investment Research Services), una de las consultoras con más prestigioso en la inversión socialmente responsable.

 

La mentalidad anglosajona ha influido decisivamente en el desarrollo de la inversión ética. 'En Reino Unido y EE UU, las organizaciones llamadas charities son muy habituales. Viste socialmente que los ricos destinen parte de sus recursos a ayudar a los pobres. Es algo muy tradicional y que hoy se sigue practicando, no hay más que ver los ejemplos de filantropía de George Soros o Bill Gates', señala Víctor Alvargonzález, director general de la asesoría de fondos Profim.

 

En cualquier caso, la relación entre religión e inversión basada en valores morales sigue siendo muy estrecha y no sólo en Occidente. La lluvia de petrodólares ha facilitado en la creación en los últimos años de numerosos fondos islámicos. Y sus criterios de exclusión son idénticos a los de fondos cristianos: evitan alcohol, tabaco, juego y pornografía y armamento.

 

(Cinco Días)