Destacan los beneficios de los centros de educación y cuidado para hijos en las empresas

17.03.2023 | Legislación

UNICEF y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género publicaron “Acá ganan todos”, un informe que reúne la experiencia de seis empresas y organizaciones privadas que tienen centros de educación y cuidado destinados a las hijas e hijos de sus empleados. 


Esta práctica contribuye a la conciliación de su vida laboral y familiar y, principalmente, al fortalecimiento del desarrollo de chicas y chicos en la primera infancia, sostiene el estudio. Además, amplía las oportunidades laborales y de generación de ingresos para las mujeres, mejora la productividad de las y los empleados, disminuye el ausentismo y la rotación del personal y contribuye al buen clima laboral.

Según evidencia generada por UNICEF, sólo el 5% de las empresas cuenta con espacio de cuidado infantil o brinda compensación económica para costear el servicio de cuidado de niños y niñas hijos de empleados y/o empleadas. El 23 de marzo de este año entra en vigencia la reglamentación del artículo 179 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) que obliga a las empresas con establecimientos de al menos 100 empleados y empleadas a contar con servicios de cuidado infantil para niñas y niños de 45 días a 3 años inclusive. A su vez, la Ley brinda distintas posibilidades para llevar a cabo la implantación de esta política, desde conformar consorcios con otras empresas hasta subcontratar el servicio educativo y de cuidado.

Desde UNICEF y ELA trabajamos con distintos actores porque consideramos que es necesario una estrategia integral para transformar las políticas de cuidado desde una perspectiva de género, niñez y con un enfoque de derechos. Creemos que las empresas tienen la oportunidad de generar políticas para aliviar las tensiones que se producen en sus empleadas y empleados cuando buscan resolver y atender las necesidades de cuidado de sus familiares, al mismo tiempo que cumplir con las obligaciones laborales” afirmó Pablo Ferreyra, Especialista en Alianzas Corporativas & B4R de UNICEF.

Frente a la idea de que implementar esta política representa un costo insostenible o un problema, la evidencia muestra que los resultados positivos son ampliamente superadores de cualquier costo o preocupación inicial, indica el informe, que recoge la experiencia de las empresas MIMO & CO, Aguas y Saneamientos Argentinos (AYSA), INVAP, Mercado Libre, Comité Argentino de Arándanos “ABC” y Mirtrans (Uruguay). Contar con espacios de cuidado mejora el compromiso de las y los empleados con la organización, estrecha y humaniza los vínculos entre las personas, aumenta la productividad, genera descenso en el ausentismo y disminuye la rotación del personal, lo cual contribuye a una mejora del clima de trabajo, resalta.

La incorporación de los centros de educación y cuidados en la dinámica cotidiana de las empresas y organizaciones necesariamente genera una transformación en la cultura organizacional, al instaurar el derecho al cuidado de chicas y chicos como un derecho universal para todas las personas, y  paralelamente, reconocer el derecho que tienen madres y padres trabajadores a ejercer los cuidados de niños y niñas, como personas adultas responsables, promoviendo crianzas respetuosas y presentes en sus procesos de desarrollo.

“Muchas empresas han avanzado con políticas de cuidado tales como extender el tiempo de las licencias de nacimiento, incorporar las licencias de adopciones, brindar flexibilidad de tiempos, extender los períodos de lactancia, permitir regresos graduales post licencias, entre otras. Sin embargo, aún queda mucho para hacer. La creación e implementación de los espacios de educación y cuidado requiere de esfuerzos, de articulaciones, de inversión y de adecuaciones, pero la evidencia nos muestra que los resultados positivos son ampliamente superadores de cualquier costo o preocupación inicial”, afirma Delfina Schenone Sienra, Responsable del Área de Políticas de ELA.

Las tareas de cuidado han sido históricamente consideradas y abordadas como una responsabilidad privada de las familias y, dentro de ellas, de las mujeres. En Argentina las mujeres dedican, en promedio, el doble de tiempo por día que los varones a realizar trabajos domésticos y de cuidados no remunerados (6,3 hs vs 3,4 hs) (INDEC, 2021). Sin embargo, la provisión de los cuidados en tanto necesidad social es una responsabilidad colectiva que involucra a distintos actores de la sociedad: el Estado, las empresas, los sindicatos, las organizaciones comunitarias y las familias.

“Contar con sistemas integrales de cuidado permite generar un impacto positivo en los derechos de niños, niñas y adolescentes y favorece la igualdad de género a través de la promoción de una mayor corresponsabilidad de los cuidados”, sostiene Carolina Aulicino, Oficial de Políticas Públicas de UNICEF.

En las entrevistas realizadas para el informe de UNICEF y ELA, las trabajadoras sostuvieron que la cercanía y la posibilidad de ver a sus hijos y/o hijas a lo largo del día durante la jornada laboral les brinda una sensación de tranquilidad que les permite enfocarse plenamente en su trabajo. Además, contribuye a la reducción del estrés y la tensión generada por la logística familiar. A su vez, les facilita su reinserción en el trabajo luego de las licencias por maternidad y a sostener lactancias prolongadas.

Todos estos beneficios no solo favorecen el desarrollo de niñas y niños, que a edades tempranas necesitan de la presencia y el fortalecimiento de vínculos con sus referentes adultos, sino que a su vez generan una mejor conciliación de la vida laboral y familiar para sus empleadas y empleados. También contribuyen a crear mejores condiciones para que las mujeres puedan tener un mayor desarrollo profesional.

La inversión en la construcción de centros de educación y cuidado al interior de las empresas y organismos se constituye en un esquema de negocios “gana-gana” para todos los actores implicados -empresas, trabajadores y trabajadoras, infancias-, pero también para la sociedad en su conjunto. La implementación de esta política contribuye a la construcción de regímenes corresponsables de cuidado entre diferentes actores, y entre personas sin importar su identidad de género.
 

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