António Guterres plantea que la humanidad debe decidir entre la “acción colectiva o el suicidio colectivo”
Durante su exposición en el Diálogo Climático de Petersburgo, que se celebró en Berlín (Alemania), el Secretario General de la ONU expresó que se necesitan esfuerzos multilaterales para revertir la crisis climática, enfatizando la elección entre 'acción colectiva o suicidio colectivo'.
Guterres consideró que ninguna nación es inmune, pero que igualmente la humanidad sigue alimentando su adicción a los combustibles fósiles. Además, se mostró preocupado porque la comunidad multilateral está fallando en trabajar junta. “Las naciones continúan jugando el juego de la culpa en lugar de asumir la responsabilidad de nuestro futuro colectivo”, afirmó.
Agregó que “el tiempo ya no está de nuestro lado” y que la COP27 es una oportunidad para demostrar que está en marcha una revolución de las energías renovables.
También consideró que los países en desarrollo necesitan garantizar su transición a un futuro de cero emisiones netas y resistente al clima, que se debe tratar la adaptación con urgencia, y que se necesita una respuesta global concreta que aborde las necesidades de las personas, comunidades y naciones más vulnerables del mundo.
“Esta tiene que ser la década de la acción climática decisiva. Eso significa confianza, multilateralismo y colaboración. Tenemos una opción. Acción colectiva o suicidio colectivo. Está en nuestras manos”, concluyó Guterres.
El texto completo:
Se necesitan esfuerzos multilaterales para revertir la crisis climática, dice el Secretario General, enfatizando la elección entre 'acción colectiva o suicidio colectivo'
El siguiente es el texto del mensaje de video del Secretario General de la ONU, António Guterres, al Diálogo de Petersburgo, en Berlín hoy:
Hace ocho meses, salimos de la COP26 [vigésima sexta conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático] con 1,5 °C de soporte vital. Desde entonces, su pulso se ha debilitado aún más. Las concentraciones de gases de efecto invernadero, el aumento del nivel del mar y el calor del océano han batido nuevos récords. La mitad de la humanidad se encuentra en la zona de peligro de inundaciones, sequías, tormentas extremas e incendios forestales.
Ninguna nación es inmune. Sin embargo, seguimos alimentando nuestra adicción a los combustibles fósiles. Lo que más me preocupa es que, al enfrentar esta crisis global, estamos fallando en trabajar juntos como una comunidad multilateral. Las naciones continúan jugando el juego de la culpa en lugar de asumir la responsabilidad de nuestro futuro colectivo.
No podemos seguir así. Debemos reconstruir la confianza y unirnos para mantener viva la temperatura de 1,5 °C y construir comunidades resilientes al clima. Las promesas hechas deben ser promesas cumplidas. Necesitamos avanzar juntos en todos los frentes: mitigación, adaptación, financiación, [y] pérdidas y daños.
Para proteger a las personas y al planeta, necesitamos un enfoque integral que cumpla con cada uno de estos pilares del Acuerdo de París, al ritmo y a escala. El tiempo ya no está de nuestro lado. Primero, necesitamos reducir las emisiones ahora. Todos deben revisar sus contribuciones determinadas a nivel nacional.
Necesitamos demostrar en la COP27 que está en marcha una revolución de las energías renovables. Existe un enorme potencial para una transición energética justa que acelere la eliminación del carbón con el correspondiente despliegue de energías renovables.
El acuerdo con Sudáfrica en noviembre pasado sienta un buen precedente. Las asociaciones en discusión con Indonesia y Vietnam también son significativas. Representan el potencial de trabajar juntos en un espíritu multilateral y de colaboración.
Pero, permítanme ser claro: estos esfuerzos deben ser adicionales, no un reemplazo, al apoyo que los países en desarrollo necesitan para garantizar su transición a un futuro de cero emisiones netas y resistente al clima. Espero que el G7 [Grupo de los Siete] y el G20 [Grupo de los 20] muestren liderazgo en NDC [contribuciones determinadas a nivel nacional], en energías renovables y en trabajar juntos de buena fe.
En segundo lugar, debemos tratar la adaptación con la urgencia que necesita. Una de cada tres personas carece de cobertura de sistemas de alerta temprana. Las personas en África, el sur de Asia y América Central y del Sur tienen 15 veces más probabilidades de morir a causa de fenómenos meteorológicos extremos. Esta gran injusticia no puede persistir. Aseguremos, para empezar, la cobertura universal de los sistemas de alerta temprana en los próximos cinco años. Y demostremos cómo podemos duplicar la financiación de la adaptación a 40 000 millones de dólares al año y cómo se ampliará para igualar la financiación de la mitigación.
En tercer lugar, tomemos en serio la financiación que necesitan los países en desarrollo. Como mínimo, dejar de hablar de boquilla sobre la promesa de $100 mil millones al año. Dar claridad a través de plazos y líneas de tiempo y concretar su entrega. Y asegurémonos de que aquellos que más necesitan financiación puedan acceder a ella.
Como accionistas de los bancos multilaterales de desarrollo, los países desarrollados deben exigir la entrega inmediata de las inversiones y la asistencia necesarias para expandir la energía renovable y desarrollar la resiliencia climática en los países en desarrollo. Exijan que estos bancos se vuelvan aptos para su propósito.
Exijan que cambien sus marcos y políticas cansadas para asumir más riesgos y mejorar drásticamente su pésimo índice de movilización de inversión privada de 29 centavos por dólar. Deberían aumentar la financiación que no requiere garantías soberanas. Y deberían utilizar asociaciones e instrumentos para asumir riesgos que desatarán los billones de dólares de inversión privada que necesitamos. Demostremos a los países en desarrollo que pueden confiar en sus socios.
En cuarto lugar, las pérdidas y los daños han languidecido al margen durante demasiado tiempo. Está erosionando la confianza que necesitamos para abordar juntos la emergencia climática. He visto de primera mano el impacto del aumento del nivel del mar, sequías paralizantes e inundaciones devastadoras. Las pérdidas y los daños están ocurriendo ahora. Necesitamos una respuesta global concreta que aborde las necesidades de las personas, comunidades y naciones más vulnerables del mundo. El primer paso es crear un espacio dentro del proceso climático multilateral para abordar este problema, incluido el financiamiento de pérdidas y daños.
Esta tiene que ser la década de la acción climática decisiva. Eso significa confianza, multilateralismo y colaboración. Tenemos una opción. Acción colectiva o suicidio colectivo. Está en nuestras manos. Gracias.
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