“A diferencia de París, esta tiene que ser una COP que logre un acuerdo, sino sería un fracaso”

12.12.2019 | Cambio Climático

En el marco de la COP25 que está desarrollándose en Madrid, ComunicarSe entrevistó a Marina Silva, exministra de Ambiente de Brasil y reconocida ecologista. El balance de la COP, el rol que está jugando el sector privado y la posición de Brasil sobre los mercados de carbono fueron los temas abordados.


¿Qué balance hace de la COP?

Pensando en la COP en modo general, esa es una COP muy diferente a París. Tiene que ver mucho más con cómo aumentar los compromisos y metas, cómo viabilizar los medios para la implementación. A diferencia de París, esta tiene que ser una COP que logre un acuerdo, sino sería un fracaso. En aquella COP la medida de  fracaso resultó ser más difusa, porque era acuerdo si o acuerdo no. En esta se discuten aspectos más concretos.

Por otro lado, en este contexto que estamos viviendo ahora, tiene una especificidad distinta. Tal vez no tenemos avances aquí dentro de la Conferencia, pero tenemos otros avances en la macropolítica global que pueden revertir muchos procesos. Por ejemplo, si en Estados Unidos en las próximas elecciones ganara un demócrata con amplia mayoría en el congreso eso ayudaría a cambiar muchas cosas, porque hoy muchas cosas no cambian, no por falta de acuerdo y de metas, sino porque muchos países están en una posición muy refractaria. Los Estados Unidos están fuera del Acuerdo de París; Brasil está afuera, tal vez no en lo formal, pero sí en la práctica. Por su parte la Unión Europea, que siempre fue una fuerza impulsora muy fuerte dentro de la COP, porque UK, Alemania y Francia siempre actuaban en bloque, ahora con el avance del populismo, ellos están teniendo tensiones internas con respecto a la agenda climática. Los grupos populistas de la extrema derecha hacen oposición basada en atacar los compromisos de lo Gobiernos. El Brexit ha debilitado bastante la posición europea.  

América Latina tenía una gran oportunidad que fue organizar esta COP. Brasil era un país que estaba logrando avances. Fue el primer país que anunció metas voluntarias de reducción y fue el país que más contribuyó a la reducción de C02. Era el momento de ayudar en esta negociación difusa sumando esfuerzos a la UE, pero el propio gobierno brasileño rehusó a organizar la COP de forma vergonzosa y vino a Madrid con un nivel de representación muy bajo. Yo responsabilizo al Gobierno de Bolsonaro, porque con los esfuerzos que había hecho Brasil tenía todas las condiciones para hacer una gran movilización para esta COP.

Esto es un perjuicio para América Latina, que está muy polarizada en términos políticos en un momento en que la democracia está viviendo muchos sobresaltos debido a los avances de los populismos de derecha y de izquierda y con pérdidas muy relevantes para la agenda de derechos humanos, la protección de de los recursos naturales, el cambio climático y el fortalecimiento de la democracia.

¿Cuál es su opinión con respecto al rol que están jugando las empresas?

Son dos los sectores que pueden hacer la diferencia en materia de cambio climático, los gobiernos y las empresas. Las empresas muchas veces se esconden atrás de los gobiernos, y los gobiernos se esconden detrás de las empresas. Se da un juego de complicidades de bajo compromiso. Existen algunos gobiernos que hacen más y empresas que se esfuerzan para hacer lo correcto. Pero todavía son un grupo pequeño.

Si pienso en Brasil en estos momentos, nosotros tenemos una acción terrible de las empresas. Un 70% de las emisiones vienen directamente la producción explotación forestal, la producción agropecuaria, y la ganadería.  

Nosotros tuvimos un pacto con algunos actores del sector productor de la soja para no producir en zonas forestadas  o que impactaran negativamente en tierras indígenas. Pero ahora se está hablando de terminar con ese pacto. La industria de la soja se retiró de acuerdo de empresas contra el cambio climático.

Ahora estamos viendo con claridad que el gobierno de Bolsonaro es negacionistas del cambio climático y no tiene preocupaciones ambientales. Las empresas que antes parecían estar preocupadas por estos temas, ahora que tiene un gobierno que no les importa, tampoco les importa.

¿Cuál es  la posición de Brasil con respecto a los mercados de carbono?

El gobierno de Brasil está usando la posición contra los mercados del carbono como una cortina de humo. Primero se anunció que no se iban a cumplir las metas asumidas con respecto a la reducción de las emisiones en el Acuerdo de París, si no se recibe dinero, como si eso fuese un justificativo. Cualquier persona protege al patrimonio y al pueblo de su país independientemente de si le dan dinero por eso. Bolsonaro está diciendo que si no tienen un beneficio económico no van a proteger el Amazonas. La soberanía incuestionable sobre el Amazonas es de los países que la comparten, pero esa soberanía implica responsabilidad de protegerla.

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