Los autores explican que aunque la biodiversidad sigue siendo un segmento de nicho, el interés en esta área continúa aumentando, y que incluso varios administradores de activos han lanzado fondos dedicados a la biodiversidad y a la naturaleza en los últimos meses.

Desde Sustainable Fitch esperan que los compromisos de las empresas y los inversores de volverse “positivos para la naturaleza” se presenten cada vez más junto con sus compromisos climáticos netos cero, impulsados por iniciativas de la industria, tendencias regulatorias y acuerdos internacionales, en particular el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal acordado en la COP15 el año pasado.

“Es probable que se amplíen las oportunidades para que los inversores se alineen con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas pertinentes, el ODS 14 Vida submarina y el ODS 15 Vida terrestre, a medida que aumenten las necesidades de financiación gracias al impulso de una economía positiva para la naturaleza. El número de bonos verdes, sociales y de sostenibilidad emitidos que incluyen la “conservación de la biodiversidad terrestre y acuática” en el uso de sus ingresos aumentó un 54% en 2022. También es probable que gane impulso el compromiso con las empresas en las que se invierte en temas relacionados como la deforestación y el impacto en la biodiversidad”, explican en Sustainable Fitch.

Sin embargo, advierten que la naturaleza plantea desafíos analíticos únicos para los inversores ESG. “La gran cantidad de temas puede dificultar la evaluación de niveles significativos de impacto y la determinación de la credibilidad y la materialidad de los objetivos y planes específicos de las empresas en las que se invierte, mientras que los datos divulgados siguen siendo irregulares”, afirman.