Discriminación LGBTQ en el trabajo en Argentina

Eduardo Otero y Arturo Mercado Gurrola
Nodos
La experiencia del trabajo para las personas LGBTIQ+ aún se caracteriza por la persistencia de situaciones de acoso y discriminación
01.11.2019 | Opinion

La Marcha del Orgullo se celebra en noviembre en Argentina en conmemoración de la creación en dicho mes de 1967 de Nuestro Mundo, la primera asociación por la diversidad sexual de Argentina y Latinoamérica. Este evento es la oportunidad para celebrar el ser lesbiana, gay, bisexual, trans, travesti, intersex, queer y/o de otras identidades sexuales no hegemónicas (LGBTIQ+) desde el orgullo, entendiéndolo, como expresara el activista Carlos Jáuregui, como una “respuesta política” a “una sociedad que nos educa para la vergüenza”. También es un momento de reflexión sobre las luchas, los logros, las ausencias y los desafíos aún pendientes y de construcción de una agenda pública al respecto.

Con el fin de colaborar con este proceso de reflexión que el mes del orgullo nos invita a realizar, Nodos (www.nodosconsultora.com) llevó a cabo el primer estudio cuantitativo en el país en darle dimensión al fenómeno de la discriminación y el acoso hacia las personas LGBTIQ+ en el trabajo. Para la encuesta fueron entrevistadas 242 personas LGBTQ de 18 a 68 años de edad de diferentes identidades de género (varones, mujeres, mujeres y varones trans, trans y queer) y con variadas orientaciones sexuales (lesbianas, gays, bisexuales, heterosexuales, pansexuales, demisexuales y asexuales). Ninguna persona intersex respondió a la encuesta. Esta muestra da cuenta de la complejidad en la construcción de las identidades sexuales y de la riqueza identitaria y de experiencias de las personas LGBTIQ+, es decir de la diversidad dentro de la diversidad sexual.

En cuanto a los datos que arroja la encuesta se revela que tres de cada diez personas ha sufrido de acoso y discriminación en el trabajo, al mismo tiempo que las tasas de desempleo en este grupo poblacional son de más de un dígito (14%). Sin embargo, cuando se miran estos números por identidad, éstos varían ampliamente, por ejemplo, siete de cada diez personas trans ha sufrido acoso y discriminación en el ámbito laboral y la mitad de ellas se encontraba sin trabajo en el momento de realizar la encuesta.

Por otra parte, el acoso y la discriminación hacia las personas LGBTQ se manifiesta de múltiples formas, encontrándose que debido a su orientación sexual y/o identidad de género:

  • El 50% de las personas ha sufrido con bromas o comentarios negativos.
  • El 23% ha percibido un trato desigual en cuanto a beneficios, desarrollo de carrera y salario.
  • El 23% no se visibilizó en la empresa por miedo a las represalias.
  • El 20% ha sufrido de violencia física o verbal.
  • El 14% aseguró que “salir del closet” le perjudicó laboralmente.
  • El 13% ha sido excluido de reuniones de trabajo o sociales.
  • El 7% fue despedida/o del trabajo.

En todos estos tipos y modalidades de acoso y discriminación, desde la perspectiva de identidad de género, las personas trans (67%) y queer (53%) sufren mayores niveles de discriminación que el resto de las identidades en valores que duplican la media de la muestra. Desde la orientación sexual, por otro lado, pansexuales, demisexuales y asexuales (44%) identifican mayores niveles de acoso que bisexuales (35%), lesbianas (33%) y gays (24%). En general las identidades trans, el ser mujer o identificarse como feminidad y aquellas personas de orientaciones sexuales menos visibilizadas y reconocidas socialmente marcan experiencias de mayor acoso y discriminación.

Esta situación diferencial se relaciona con el grado de comodidad en el trabajo. Mientras el 24% del total de las personas aseguran trabajar con algo o mucha incomodidad, en el caso de las personas trans y de “otras” orientaciones sexuales este índice es del 57% y 37% respectivamente. En tanto gays (69%), lesbianas (52%) y bisexuales (51%) expresan algo o mucha comodidad en el trabajo. Esto no significa que no haya altos niveles de incomodidad entre estos últimos, sino que expresa la mayor situación de acoso y discriminación vivida por las identidades trans y de otras identidades de género y orientaciones sexuales menos visibilizadas.

Por otro lado, casi la mitad de las personas (49%) contestó que no existen y son necesarias políticas y/o programas en sus trabajos, que sean explícitos sobre inclusión y respeto a la diversidad sexual y la no discriminación de las personas LGBTIQ+. Otro dato que llama la atención se refiere a aquellos casos que refieren contar con Programas y Políticas con perspectiva de diversidad sexual en sus trabajos. Quienes se sienten más a gusto con estos son lesbianas, personas queer y gays de la generación “Y” y de mayores de 50 años. Mientras que aquellas que se sienten menos representadas por estas acciones son personas trans y bisexuales y las personas de menos de 34 años.

Como se puede ver en estos resultados, es posible asegurar que la experiencia del trabajo para las personas LGBTIQ+ aún se caracteriza, a pesar del avance legislativo y del cambio cultural, por la persistencia de situaciones de acoso y discriminación. Estas no se manifiestan de la misma manera en cada una de las identidades, las personas trans, queer y de otras orientaciones sexuales viven esta realidad con mayor intensidad que gays y lesbianas, siendo la experiencia de estos últimos más positiva que la de las otras identidades, lo que no significa que ésta sea menor.

Los datos de esta encuesta son un llamado a las empresas para que desarrollen activamente Programas y Políticas que permitan integrar las diferentes identidades y problemáticas en acciones lo suficientemente plurales para que la diversidad dentro de la diversidad sexual pueda desplegarse en las empresas. Para ello se propone:

  • Promover la participación de personas de todos los grupos en el diseño de Programas y Políticas representativas de la diversidad dentro de la diversidad sexual.
  • Incorporar en las Políticas y Programas generales la perspectiva de la diversidad dentro de la diversidad sexual y diseñar políticas y acciones focalizadas.
  • Poner especial atención a las poblaciones con menor inserción laboral: trans, pansexuales, intersexuales y asexuales que son quienes menos representación tienen y más vivencias de acoso muestran.

La diversidad es riqueza. No sólo para las personas, también para las empresas que ven como la innovación, la creatividad, el trabajo en equipo, el engagement y la reputación, entre otras, aumentan. El compromiso con la diversidad sexual, con construir espacios libres de acoso y discriminación donde las personas LGBTIQ+ puedan ser quienes son, es tanto una cuestión de negocio como de derechos humanos. Así que les invitamos a trabajar por la protección y fomento de espacios abiertos a la diversidad sexual y la promoción de una cultura de respeto e igualdad hacia las personas LGBTIQ+.

Si quieres ver el informe completo hace click acá.

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