Los grandes bancos todavía tienen problemas con la ética y la moral

Joris Luyendijk
Autor de "Nadar con tiburones: Mi viaje por el mundo de los banqueros".
“Los bancos se eximen de cualquier responsabilidad moral, haciendo referencia a las leyes que sus grupos de presión han ayudado a escribir"
20.01.2016 | Opinion

En medio de todos los malentendidos sobre las finanzas globales, la idea de que los banqueros son unos malhechores al estilo de Gordon Gekko, o el lobo de Wall Street, es probablemente la idea más extendida sobre los bancos. También es en gran medida una idea equivocada. Peor aún: este estereotipo nos impide ver el problema real en las finanzas y en general  sobre el mundo corporativo que cotiza en bolsa.

Al entrevistar a alrededor de 200 banqueros acerca de las finanzas y la ética, para mi libro "Nadar con tiburones: Mi viaje por el mundo de los banqueros" me llamó la atención el lenguaje que utilizaban. No tanto las blasfemias, aunque había muchas, ni el lenguaje técnico y los acrónimos de tres letras (TLA). Lo más llamativo eran los términos que parecían diseñados para eludir cualquier posibilidad de una discusión ética. Cuando hablábamos de la utilización de un banco de lagunas en el código tributario para ayudar a las grandes empresas y las familias ricas a evadir impuestos, los banqueros utilizaban palabras como "optimización fiscal" o "estructuras fiscalmente eficientes".

Los reguladores y abogados que beneficiaron "ciertos negocios" hicieron que los casos de fraude o abuso comprobado se convirtieran en ventas abusivas e inconsistencias que explotan los sistemas regulatorios de los países.

En la “city” no se pregunta si una propuesta es correcta o incorrecta. Se mira si el plan es rentable y si es compatible, es decir, de conformidad con la ley.

Es por esto que el cliché del banquero inmoral simplemente no se sostiene. Los bancos tienen grandes estructuras con decenas de miles de empleados que trabajan en departamentos de cumplimiento de riesgos y auditoría interna. Tienen una montaña alucinante de normas, tanto a nivel nacional, europeo y mundial, con las que lidiar. Dejando de lado las manzanas podridas y los escándalos, casi todos los banqueros son paranoicos y no buscan romper las reglas. Sin embargo, el personal que trabaja en riesgos y cumplimiento, el departamento legal y de auditoría interna, me dijo que la pregunta es siempre: ¿cómo podemos jugar con el sistema dentro de las reglas?

Los banqueros no son inmorales

Este es el problema con las finanzas. La razón por la que algunas personas fueron a la cárcel por el fraude de 2008 no es una conspiración global. Hay formas muy preocupantes de corrupción política por parte de los grandes bancos, a partir de donaciones a campañas y de honorarios de los que hacen lobby en política. Sin embargo, la razón más importante por la que vemos tan pocos banqueros en la cárcel fue que su acción era en su mayoría legal.

En los años anteriores a 2008, los banqueros no preguntaron si los productos eran buenos para los clientes, para la economía, o incluso por su banco. Los banqueros querían saber si lo que hacían era legal y, si es así, entonces era el final de la discusión.

En la mayoría de las conversaciones con banqueros a menudo yo pregunto sobre la ética, y me responden con el principio subyacente: amoralidad. Todo el mundo dice que amoral no es lo mismo que inmoral. Gordon Gekko era inmoral cuando fue en contra de la ley a sabiendas. Lo mismo con el lobo de Wall Street.

Amoral, sin embargo, significa que los términos bien y el mal, simplemente no tienen parte en el proceso de toma de decisiones. La pregunta es si la ley lo permite, y, de ser así, la pregunta única que queda es el de riesgo de reputación.

El elogio más grande en la “city” es llamar a alguien profesional. Esto significa que usted no deja que las emociones se involucren en el trabajo, no deja que las creencias morales intervengan. En la mayoría de las conversaciones la palabra ética ocurrió sólo en combinación con el trabajo, en referencia a una obediencia casi absoluta al jefe.

El problema con los grandes bancos entonces no es que son inmorales, sino que son amorales. Es decir, sus empleados creen que tienen una sola tarea y que es hacer tanto dinero como sea posible para los accionistas dentro de la ley.

¿Podría ser más aterrador? Los banqueros se eximen de cualquier responsabilidad moral, haciendo referencia a las leyes que sus grupos de presión han ayudado a escribir. Aún más aterrador, las leyes no se ponen al día con la tecnología por lo que inicialmente no hay reglas que rijan los nuevos productos, como las obligaciones de deuda garantizadas que casi hundieron la economía mundial en 2008.

Además de un montón de promesas solemnes sobre el cambio cultural, nada se ha hecho después de 2008 sobre el principio organizador amoral de los bancos que cotizan en bolsa. Se empieza a ver por qué muchos críticos afirman que a pesar de todas las nuevas reglas, nada ha cambiado. Se vuelve a la normalidad. Y como de costumbre en las finanzas significa al siguiente golpe (crash).

Fuente: TheGuardian

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