Crisis y RSE según The Economist

13.06.2011 | Destacadas

El prestigioso semanario The Economist vuelve sobre la RSE al analizar qué impacto tendrá la crisis. Dejando definitivamente atrás su escepticismo, la revista sostiene ahora que será fundamental para reestablecer la confianza en las empresas. Empresas como GAP que fortalecen su RSE en este contexto. No ve como algo negativo que Citigroup y Ford hayan reducido sus presupuestos de filantropía. Considera que mantener firme el compromiso con la sostenibilidad durante la crisis traerá beneficios futuros con clientes, empleados y nuevos talentos.


 

The Economist afirma, además, que la crisis se presenta como una excelente oportunidad para redefinir algunos puntos de la estrategia de sostenibilidad corporativa.
Exhibe algunos ejemplos. La empresa GAP ha modificado sus planes de viajes, y los ha reemplazado por videoconferencias en línea. Aunque es verdad que la razón del cambio no fue salvar el planeta mediante la reducción de la huella de carbono, sino ahorrar dinero, es indudable que tiene impacto ambiental y económico. Accenture ahorró 8 millones en un año sustituyendo sus viajes, y evitó 2000 toneladas de emisiones de carbono.
Para el medio británico, los agoreros que anticipaban que la crisis iba a barrer con los programas de RSE, porque éstos eran meros trucos publicitarios, “han caído por un barranco”
Aunque sí, concede que se han reducido presupuestos en algunas empresas, sobre todo en lo que respecta a filantropía. Cita el caso de Citigroup, cuya fundación ha pasado de 90 a 60 millones de dólares de presupuesto en 2009. Para The Economist esto se debe a que los problemas del banco en medio de la crisis financiera hacían muy difícil explicar a sus atribulados clientes porqué seguían gastando dinero en “buenas causas”.
”Sin embargo, los banqueros argumentan que el desguace de esas actividades en conjunto sería extremadamente perjudicial para su reputación”, dice el artículo.
También informa que “Ford ha reducido su inversión social privada un 40%”.
”El caos en el sistema financiero mundial ha bloqueado algunos grandes proyectos de medio ambiente. American Electric Power (AEP) optó por retrasar sus planes de construir un parque eólico en el estado de Indiana”, añade el texto, y aclara que la empresa está buscando alternativas de financiación para continuarlo.
La publicación también encuentra cambios en cadenas de valor que se vuelven más sostenibles, por el propio interés de las grandes empresas. Describe el caso de Mars y Cadbury que han presentado planes de comercio justo en la cadena de valor del cacao, alertadas por un escenario de escasez. Cuenta, también, que la sueca Ikea ha aumentado sus volúmenes de compra de madera proveniente de bosques certificados. El interés por garantizarse esas materias primas, beneficia a toda la cadena.
”Los resultados preliminares de la responsabilidad social de las empresas en este contexto de tensión son alentadores. Muchas empresas realmente parecen haber encontrado formas de hacer el mundo mejor, mientras que ganar dinero al mismo tiempo”, afirma. Pone como ejemplo a General Electric que acaba de presentar un programa de inversión en salud que al mismo tiempo que garantiza bajos costos para la población, incrementa los beneficios.
The Economist sostiene que otras de las razones que impulsan a las empresas es que los consumidores siguen teniendo conciencia a pesar de la recesión, y que les ha llevado mucho tiempo convencer a sus empleados del valor de la RSE, como para ahora retroceder.
Cita al responsable de RSE de GAP que afirma que los “nuevo talentos universitarios están muy informados sobre sostenibilidad. La empresa que muestre que durante la crisis mantuvo sus valores será más atractiva para ellos”.
Por último, la revista sostiene que la principal razón para mantener el compromiso con la RSE es que la crisis fue causada por la “irresponsabilidad social de las empresas” y que para restablecer la confianza habrá que mirar, ahora, el largo plazo.
(Traducido al español por ComunicaRSE)

The Economist afirma, además, que la crisis se presenta como una excelente oportunidad para redefinir algunos puntos de la estrategia de sostenibilidad corporativa.
Exhibe algunos ejemplos. La empresa GAP ha modificado sus planes de viajes, y los ha reemplazado por videoconferencias en línea. Aunque es verdad que la razón del cambio no fue salvar el planeta mediante la reducción de la huella de carbono, sino ahorrar dinero, es indudable que tiene impacto ambiental y económico. Accenture ahorró 8 millones en un año sustituyendo sus viajes, y evitó 2000 toneladas de emisiones de carbono.

Para el medio británico, los agoreros que anticipaban que la crisis iba a barrer con los programas de RSE, porque éstos eran meros trucos publicitarios, “han caído por un barranco”
Aunque sí, concede que se han reducido presupuestos en algunas empresas, sobre todo en lo que respecta a filantropía. Cita el caso de Citigroup, cuya fundación ha pasado de 90 a 60 millones de dólares de presupuesto en 2009.

Para The Economist esto se debe a que los problemas del banco en medio de la crisis financiera hacían muy difícil explicar a sus atribulados clientes porqué seguían gastando dinero en “buenas causas”.
”Sin embargo, los banqueros argumentan que el desguace de esas actividades en conjunto sería extremadamente perjudicial para su reputación”, dice el artículo.
También informa que “Ford ha reducido su inversión social privada un 40%”.
”El caos en el sistema financiero mundial ha bloqueado algunos grandes proyectos de medio ambiente. American Electric Power (AEP) optó por retrasar sus planes de construir un parque eólico en el estado de Indiana”, añade el texto, y aclara que la empresa está buscando alternativas de financiación para continuarlo.

La publicación también encuentra cambios en cadenas de valor que se vuelven más sostenibles, por el propio interés de las grandes empresas. Describe el caso de Mars y Cadbury que han presentado planes de comercio justo en la cadena de valor del cacao, alertadas por un escenario de escasez. Cuenta, también, que la sueca Ikea ha aumentado sus volúmenes de compra de madera proveniente de bosques certificados. El interés por garantizarse esas materias primas, beneficia a toda la cadena.

”Los resultados preliminares de la responsabilidad social de las empresas en este contexto de tensión son alentadores. Muchas empresas realmente parecen haber encontrado formas de hacer el mundo mejor, mientras que ganar dinero al mismo tiempo”, afirma. Pone como ejemplo a General Electric que acaba de presentar un programa de inversión en salud que al mismo tiempo que garantiza bajos costos para la población, incrementa los beneficios.
The Economist sostiene que otras de las razones que impulsan a las empresas es que los consumidores siguen teniendo conciencia a pesar de la recesión, y que les ha llevado mucho tiempo convencer a sus empleados del valor de la RSE, como para ahora retroceder.

Cita al responsable de RSE de GAP que afirma que los “nuevo talentos universitarios están muy informados sobre sostenibilidad. La empresa que muestre que durante la crisis mantuvo sus valores será más atractiva para ellos”.
Por último, la revista sostiene que la principal razón para mantener el compromiso con la RSE es que la crisis fue causada por la “irresponsabilidad social de las empresas” y que para restablecer la confianza habrá que mirar, ahora, el largo plazo.

(Traducido al español por ComunicaRSE)