Las mujeres responsables de familias monoparentales sufren mayor riesgo de exclusión social

13.06.2011 | Europa

Según un estudio subvencionado por el Instituto de la Mujer, el mercado y las empresas discriminan a las madres solas debido al prejuicio sobre su menor productividad, mayor absentismo y mayor conflictividad laboral. El estudio destaca el aumento de este tipo de familias desde los años 80, encabezadas mayoritariamente por mujeres, aunque aumenta la proporción de las encabezadas por hombres.


El Instituto de la Mujer, dependiente del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y dirigido por Laura Seara, ha subvencionado, en el marco de la convocatoria I+D+i, el estudio “Monoparentalidad y exclusión social. Estrategias de supervivencia y bienestar desde una perspectiva de género”, realizado entre 2008 y 2010, con el fin de conocer las estrategias de supervivencia y bienestar en las familias monoparentales encabezadas por mujeres.

Esta investigación está realizada por un equipo de investigación de la Universidad de Barcelona, dirigido por la doctora en Sociología Elisabet Almeda Samarach.


PRINCIPALES RESULTADOS Y CONCLUSIONES

Estudio cuantitativo

Los resultados de esta parte del estudio de la monoparentalidad en España arrojan cinco conclusiones principales:

1. Destacado aumento de estos grupos familiares en nuestro país, desde los años 80 (según los últimos datos disponibles del Censo, entre 1991 y 2001 se incrementó en casi un 47%), y tendencia a seguir creciendo, equiparándose a los países europeos.

2. El porcentaje de las familias monoparentales encabezadas por hombres, pasa del 17,2 al 19,1%, en el mismo periodo.

3. Cambio de los perfiles monoparentales, fruto cada vez más de las rupturas de pareja y de madres solteras; así mientras en 1991 el 62% de los hogares monoparentales tenían por cabeza de familia a personas viudas, el porcentaje se redujo al 50% una década más tarde.

4. Feminización de la pobreza de las familias monoparentales, muchas de ellas en situaciones de marginalidad y exclusión social.

5. Grandes dificultades de estas mujeres para estabilizar su situación laboral, de vivienda y de recursos vitales mínimos para poder desarrollar estrategias y supervivencia y bienestar.

Estudio cualitativo

La mayoría de las mujeres destacan las dificultades de inserción laboral y la consecución de una estabilidad, como elemento clave que no les permite evitar la precariedad económica. Además, resaltan también los prejuicios negativos respecto a las madres solas como otro impedimento para ser contratadas.

Respecto a la vivienda, señalan unos precios inasumibles para sus economías que las lleva a vivir siempre en casas de alquiler o en hogares con poco espacio. El compartir vivienda con familiares y no familiares es una de las estrategias para garantizarse un derecho tan básico como es el de la vivienda.

Otra de las cuestiones a las que se refieren las entrevistadas, es la falta de ayudas y prestaciones a favor de las familias monoparentales. La ayuda económica básica a la que pueden acceder cuando quedan fuera del mercado laboral y ya agotado el subsidio de paro es la Renta Mínima de Inserción.

La legislación en relación a la separación o divorcio parece tener efectos en el aumento de riesgo a la pobreza y a la exclusión social. El hecho de que se alarguen los procesos de separación o divorcio provoca que las mujeres separadas deban sostener en solitario toda la economía del hogar, cuando, en muchas ocasiones, no disponen ni del trabajo ni del sueldo adecuado para hacerlo. También, el incumplimiento por parte de los padres de sus hijos/as en la entrega de la pensión alimenticia es un elemento perjudicial para la economía de las familias monoparentales.

En lo que se refiere al apoyo familiar, los resultados del estudio llevan a afirmar que existen diversas situaciones. Para algunas mujeres, la familia tiene un papel fundamental en términos económicos, en conciliación de tiempos o incluso de apoyo emocional, pero para otros grupos es menos importante o casi nulo. Esto se acentúa en el caso de las inmigrantes.

Respecto a la participación en asociaciones, parece ser un elemento fundamental para muchas de las entrevistadas. Además de ofrecerles un de espacio de identidad, socialización y creación de redes, destacan sobre todo los servicios que ofrecen y que son imprescindibles para la vida de estas mujeres: servicios de conciliación, de ayuda material, psicológica e incluso programas especiales para mujeres víctimas de violencia de género.

Según el estudio, para el mercado en general y las empresas en particular, ser madre sola constituye un indicador inequívoco de menor productividad, mayor absentismo y mayor conflictividad laboral. Sin embargo, a pesar de todas estas apreciaciones, respecto a las mujeres que integran familias biparentales, las monoparentales trabajan más en el mercado, con igual o menor absentismo ocupacional y silenciando sus circunstancias personales para evitar la revictimización social o, incluso, el despido.

Metodología

Para la realización del estudio, se ha combinado el análisis teórico (analizando las políticas relacionadas con la monoparentalidad en España) con el trabajo de campo: desde el punto de vista cualitativo, se realizaron veinticinco entrevistas en profundidad a mujeres al frente de familias monoparentales y en situación de precariedad, marginalidad o exclusión social. En lo cuantitativo, se estudiaron las variables recogidas en diferentes bases de datos europeas y españolas.