Presentaron guía de accesibilidad en la empresa

07.06.2011 | Contratapa

La integración de personas con discapacidad es una problemática aún no resuelta en nuestra sociedad. En España, la igualdad social en los últimos años ha avanzado en el diseño de políticas de inserción, pero la normalización queda todavía lejana, a pesar de que uno de los principales colectivos a los que se dirigen las políticas sociales es el de las personas con discapacidad. Estas son algunas de las principales conclusiones que se desprenden de la "Guía de Accesibilidad para empresas", documento elaborado por el Club de Excelencia en Sostenibilidad y la Fundación Adecco, cuyo propósito es formar a las compañías en criterios sobre accesibilidad del espacio y facilitar la inserción de las personas con discapacidad a un mundo que aún hoy, en pleno siglo XXI, no está diseñado para ellos.


 

Emilio Zurutuza, Presidente de la Fundación Adecco afirma que: "la presente guía y su consiguiente aplicación en los entornos empresariales y sociales, contribuirá al sueño de vivir en un mundo accesible para todos. Tenemos que conseguir que la eliminación de barreras no sea algo novedoso, extraño o alternativo, sino que forme parte de nuestra cotidianeidad".
 
En España, un 9% de la población, esto es, 3,5 millones de personas, padece algún tipo de discapacidad. Sin embargo, continúa siendo uno de los países con menor índice de inserción laboral de la Unión Europea. Una de las principales causas de este desajuste viene motivada por la existencia de barreras arquitectónicas, que dificultan enormemente a las empresas incorporar a personas con dificultades en su plantilla. 
 
En nuestros días, la integración total no puede concebirse si las personas no disponen de un puesto de trabajo estable. En este contexto, la empresa juega un papel fundamental al ser un agente con capacidad para generar oportunidades reales. Hace poco más de una década hubiera resultado sorprendente que las compañías se interesaran en adecuar sus edificios, entornos y puestos de trabajo a personas con discapacidades físicas, sensoriales o psíquicas. Actualmente ya no es así y ello se debe no sólo a la legislación y reglamentación vigente, sino a la evolución cultural en la que los principios de pluralidad y equidad han ido cobrando cada vez más fuerza tanto en la convivencia cotidiana como en el mundo del trabajo. 
 
El artículo 49 de la Constitución fue el primer peldaño legislativo para la integración social de los discapacitados. Este mandato constitucional culminó, en el ámbito legislativo, con la publicación de la Ley 13/1982 de 7 de abril, de integración social de minusválidos (LISMI), que entre otras cuestiones, obliga a las empresas públicas a emplear un número de trabajadores no inferior al 5% y a las privadas el 2% de la plantilla, cuando estas empresas están formadas por 50 o más trabajadores. 
 
Pero lo cierto es que hoy en día, gran parte de las empresas no están arquitectónicamente preparadas para integrar a personas con algún tipo de discapacidad y esto supone un importante freno para el cumplimiento de esta normativa legal. Por tanto, si las empresas quieren ser socialmente responsables y estar preparadas para cumplir con la LISMI, deberán adaptar sus edificios y disponer de espacios para todos sus empleados, tengan o no sus capacidades limitadas. 
 
Para ayudar a las compañías en la consecución de esta tarea, la Guía de Accesibilidad ofrece una amplia visión sobre el mundo de la discapacidad, explicando y definiendo todas las cuestiones de utilidad y ofreciendo, en seis apartados, los parámetros y normas básicas para conseguir la accesibilidad en cualquier entorno: 
                         
- Accesibilidad urbanística (mobiliario urbano, aparcamientos, pasos de peatones, áreas de descanso, etc.)
- Accesibilidad en la edificación (rampas, escaleras, ascensores, etc.)
 
- Medios de transporte de la empresa accesibles (por carretera, aéreos, marítimos, ferroviarios…)
- Accesibilidad en los sistemas de comunicación (caracteres, tamaño, color, contraste, iluminación, señalización táctil, lengua de signos, etc.)
- Bienes de equipo, productos y servicios accesibles
- Actividades de sensibilización y formación del personal

Emilio Zurutuza, Presidente de la Fundación Adecco afirma que: "la presente guía y su consiguiente aplicación en los entornos empresariales y sociales, contribuirá al sueño de vivir en un mundo accesible para todos.

Tenemos que conseguir que la eliminación de barreras no sea algo novedoso, extraño o alternativo, sino que forme parte de nuestra cotidianeidad". En España, un 9% de la población, esto es, 3,5 millones de personas, padece algún tipo de discapacidad. Sin embargo, continúa siendo uno de los países con menor índice de inserción laboral de la Unión Europea.

Una de las principales causas de este desajuste viene motivada por la existencia de barreras arquitectónicas, que dificultan enormemente a las empresas incorporar a personas con dificultades en su plantilla.  

En nuestros días, la integración total no puede concebirse si las personas no disponen de un puesto de trabajo estable. En este contexto, la empresa juega un papel fundamental al ser un agente con capacidad para generar oportunidades reales. Hace poco más de una década hubiera resultado sorprendente que las compañías se interesaran en adecuar sus edificios, entornos y puestos de trabajo a personas con discapacidades físicas, sensoriales o psíquicas.

Actualmente ya no es así y ello se debe no sólo a la legislación y reglamentación vigente, sino a la evolución cultural en la que los principios de pluralidad y equidad han ido cobrando cada vez más fuerza tanto en la convivencia cotidiana como en el mundo del trabajo. 

 El artículo 49 de la Constitución fue el primer peldaño legislativo para la integración social de los discapacitados. Este mandato constitucional culminó, en el ámbito legislativo, con la publicación de la Ley 13/1982 de 7 de abril, de integración social de minusválidos (LISMI), que entre otras cuestiones, obliga a las empresas públicas a emplear un número de trabajadores no inferior al 5% y a las privadas el 2% de la plantilla, cuando estas empresas están formadas por 50 o más trabajadores. 

 Pero lo cierto es que hoy en día, gran parte de las empresas no están arquitectónicamente preparadas para integrar a personas con algún tipo de discapacidad y esto supone un importante freno para el cumplimiento de esta normativa legal. Por tanto, si las empresas quieren ser socialmente responsables y estar preparadas para cumplir con la LISMI, deberán adaptar sus edificios y disponer de espacios para todos sus empleados, tengan o no sus capacidades limitadas.  

Para ayudar a las compañías en la consecución de esta tarea, la Guía de Accesibilidad ofrece una amplia visión sobre el mundo de la discapacidad, explicando y definiendo todas las cuestiones de utilidad y ofreciendo, en seis apartados, los parámetros y normas básicas para conseguir la accesibilidad en cualquier entorno: 

- Accesibilidad urbanística (mobiliario urbano, aparcamientos, pasos de peatones, áreas de descanso, etc.)

- Accesibilidad en la edificación (rampas, escaleras, ascensores, etc.)

 - Medios de transporte de la empresa accesibles (por carretera, aéreos, marítimos, ferroviarios…)

- Accesibilidad en los sistemas de comunicación (caracteres, tamaño, color, contraste, iluminación, señalización táctil, lengua de signos, etc.)

- Bienes de equipo, productos y servicios accesibles

- Actividades de sensibilización y formación del personal