“Esperamos que en la próxima década se masifiquen los vehículos eléctricos particulares"

21.11.2019 | Cambio Climático

Entrevista a Claudio Seebach, Presidente Ejecutivo de Generadoras de Chile, sobre el liderazgo de Chile en masificar el transporte público eléctrico, los desafíos para la próxima década y el Plan de Descarbonización del gobierno. 


¿Cómo percibe el avance de Chile hacia una sociedad más electrificada?

“Hoy por hoy la demanda de energía del consumidor final es fuertemente fósil. Siempre llama la atención que la gente tiene la percepción de que la energía eléctrica fuera más omnipresente de lo que en realidad es. Si vemos la estadística nacional, en el consumo energético final de las personas, la electricidad en Chile es el 22% del consumo únicamente. Basta mirar los informes del balance nacional energético de Chile o la Agencia Internacional de Energía, para detectar este dato.

Los hogares de Chile consumen un 56% de energía para calefacción y la mayor parte de la calefacción todavía sigue siendo leña o un derivado del petróleo, gas, kerosene. El desafío es la electrificación, hoy sólo el 21% del consumo de un hogar es energía eléctrica.  El 57% del consumo de energía es petróleo o derivados, casi el triple que la energía eléctrica. En un contexto de tecnologías disruptivas y de crisis climática, los dos principales contaminantes locales de las ciudades en Chile son quema de leña, 85% del material particulado fino que envenena a las personas viene de la leña, y el diesel. Entonces, el gran desafío para Chile es la calefacción sustentable. Pensar en alternativas tecnológicas como las bombas de calor que usando electricidad toma la temperatura del medio ambiente, la comprimen e intercambian con el interior del edificio. Son más eficientes porque permiten transformar una unidad de energía eléctrica en cinco unidades de calor. Esto está llegando a los edificios corporativos pero aún falta instalar en climatización de hogares. Esto se mantendrá mientras la leña siga siendo barata o estos equipos no sean competitivos”.

¿Cómo evalúa la estrategia de movilidad eléctrica de Chile? ¿Cuál es la gran disrupción de Chile?

“El avance de la tecnología de las baterías está cambiando la movilidad a nivel mundial y ejemplos como los Premios Nobel de Química otorgados a los diseñadores de las baterías de litio lo demuestran. Esperamos que el punto de quiebre para masificar los vehículos eléctricos particulares suceda en la próxima década, cuando sea cada vez más barato almacenar energía en las baterías de litio que transportar un bidón de combustible líquido. La electrificación como disrupción está ocurriendo. La gran disrupción de Chile es que somos el segundo país, después de China, en masificar el transporte público eléctrico. El mayor consumidor de energía en Chile es el transporte. La diferencia de Chile es que esta masificación ha ocurrido sin subsidios y desde la voluntad e iniciativa empresarial”.

¿Qué hay detrás de los motivos de esta iniciativa voluntaria?

“Lo que sucedió es que las empresas vieron que si bien la inversión es alta al comprar un bus eléctrico, a mediano y largo plazo sale mucho más barato operarlo. Esto es porque los motores a combustión interna pierden el 85% de la energía mientras que un vehículo eléctrico no pierde calor y por eso es más eficiente y por ende es más barato. Entonces lo que sucedió fue que las empresas vieron que es mucho más eficiente y cero emisiones. En Chile pasó esta masificación porque existen oportunidades regulatorias. Chile tiene un mecanismo de concesión del transporte que es a largo plazo, la empresa que obtiene la concesión hace el balance entre invertir en un bus barato pero que a la larga es caro por su mantención y por su consumo energético. Ante esto el bus eléctrico es más caro pero es más eficiente. Lo que terminó de definir la balanza son los estándares de emisiones en Chile que son exigentes con el transporte público en Santiago, y han hecho que no se pueda tener un bus barato contaminante, o que salga caro pagarlo. Esto es lo que hay detrás de la revolución del transporte en Chile.

¿Cuáles son los mayores desafíos de Chile en materia energética?

“En Chile, las fuentes de energía eléctrica provienen en un 40% del carbón, 15% del gas natural, 46% restante es renovable, de la cual el 30% es hidroelectricidad. El problema es que la energía no se produce en el mismo lugar donde se consume y entra ahí el desafío de la transmisión para que llegue a las ciudades y luego un desafío de distribución para que llega a todas las casas.

Los desafíos de una red eléctrica van en dos sentidos. Por un lado, se necesita que la red sea eficiente para que los costos de la transmisión sean competitivos. En segundo lugar, se necesita que la calidad del servicio sea segura y no tenga tasas de fallas. En un futuro cada vez más eléctrico esto será desafiado porque la demanda aumentará y los sistemas deberán responder.  Hoy está llegando a Chile mucha inversión en energía renovable, sobre todo solar. La construcción de líneas de transmisión como cualquier infraestructura, como las carreteras por ejemplo, tienen impactos ambientales y sobretodo sociales. Las comunidades quieren energía pero no quieren vivir  donde circulan las líneas de transmisión. Y en la medida que se genere más energía renovable, que están lejos de los centros urbanos usualmente, necesitaremos más líneas de transmisión y esto tendrá un impacto sobre las comunidades. La nueva línea Cardones Colpaico, por ejemplo, ha generado mucha controversia. La contracara del desarrollo de energías renovables es la mayor capacidad de transmisión y eso a su vez es un desafío socio ambiental.
Por otra parte, la distribución de recursos energéticos también está cambiando. Esto significa que las personas pueden generar su propia energía, almacenarla o reinyectar energía a la red de transmisión. Para reducir la demanda de transmisión es necesario aumentar la generación energética, a través de techos solares en las casas por ejemplo.

El Plan de Descarbonización de Chile se propone metas para sacar el “carbono” de la economía, que no es lo mismo que el “carbón”. ¿Cuál es la diferencia detrás de estos términos?

“Es una confusión que se da en el español, ya que en el inglés son dos palabras distintas, carbón es coal y carbono es carbon. Si uno mira las emisiones de Chile en términos de combustibles, el 41% de esas emisiones ocurre por consumo de petróleo y sus derivados, el 26% a partir del carbón y el 8% del gas natural, que son las tres principales fuentes de combustibles. Cuando se habla de descarbonización lo que la ciencia pide es que las emisiones que se emiten sean igual que las que se captura, y en todo caso la suma de igual a cero emisiones netas para 2050.

Eso implica reducir lo que se emite. En Chile el 20% de lo que se emite no proviene de los combustibles, sino de los residuos de los rellenos sanitarios y de la agricultura y procesos industriales. Una de las oportunidades de reducir el carbono es dejar de usar carbón porque es un combustible fósil y no se renueva. La científica chilena Maisa Rojas decía que en un año la humanidad quema el equivalente a un millón de años de actividad microbiana que produce combustibles fósiles.

¿Cuál fue el rol del gremio de Generadoras de Chile en el plan de cierre de centrales de carbón?

“Nuestro rol gremial tuvo que ver con articular el inicio del acuerdo de cierre de centrales de carbón. Se acordó que no se desarrollarían nuevas centrales. Si bien hace unos meses se inauguró una central a carbón, ésta se venía desarrollando desde hace 6 años, ya estaba lista cuando nació este acuerdo. Pero el compromiso es no financiar nuevas centrales de carbón. Nosotros articulamos la constitución de una mesa de diálogo con actores sociales como la minería, ONG y trabajadores, respecto de cómo cerrar las centrales. Chile es el primer país en desarrollo en emitir este compromiso, que además fue voluntario. En otros países pasaron por procesos de regulación, por leyes, acá fue una iniciativa del sector privado. La parte final de los detalles del acuerdo han sido negociados por las empresas y el gobierno de manera bilateral para garantizar las regulaciones de libre competencia. Nosotros somos un gremio de 13 empresas competidores, solo 4 manejan carbón,  la mitad son de energía renovable”.

¿Es posible alcanzar la meta de cero emisiones para 2040? Algunas organizaciones piden que se adelante 10 años, ¿lo ve posible?

“La meta para 2040 es una meta técnicamente factible, a costos razonables y son 10 años antes de lo que pide la ciencia. Sin embargo, hay mucho más que hacer y para ello estamos trabajando en un estudio que se llama “El rol de la energía camino a la carbono neutralidad” que se presentará en la COP25 en Madrid y en Santiago. Incluirá un análisis de la eficiencia energética de los edificios, el rol de la minería y el rol del hidrógeno, la flota de taxis y su electrificación, entre otros.

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