Financiar la conservación de la biodiversidad funciona

31.10.2017 | Ambiente

Los fondos pactados en la Cumbre de Río de 1992 frenaron la disminución de la biodiversidad indica un artículo publicado en la revista Nature. Se proporciona la primera evidencia de que las inversiones realizadas entre 1992 a 2003 en conservación de la biodiversidad tuvieron efectos positivos.


El estudio de la Revista Nature indica que los 14.400 millones de dólares que los países gastaron en conservación  a partir de la Cumbre de Río 1992 ayudaron a su disminuir la pérdida de biodiversidad en un promedio de 29% por país. Los datos del estudio se presentan como una caja de herramientas para los responsables políticos podrían utilizar para establecer presupuestos de conservación que permitan a sus países cumplir los objetivos de los acuerdos internacionales de protección de especies.

“El  documento envía un mensaje claro y positivo: la financiación para la conservación funciona”, afirma el autor principal, John Gittleman, decano de la Escuela de Ecología de Odum en la Universidad de Georgia, en Estados Unidos. El trabajo, dirigido por Anthony Waldron de la Universidad de Oxford, en Reino Unido; la Universidad de Illinois, Estados Unidos;  y la Universidad Nacional de Singapur; muestra que el gasto de conservación de los 109 países firmantes de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica redujo significativamente la pérdida de biodiversidad.

Para explicar con precisión el impacto de los fondos de conservación por país, el estudio incorpora información sobre los cambios en la biodiversidad de cada país desde 1996 a 2008; así como el gasto gubernamental y no gubernamental destinado a proteger la biodiversidad de 1992 a 2003. También examinaron cómo el desarrollo humano ejerció presión sobre las especies y sus hábitats.

Entre los hallazgos del estudio, se encontró que el 60% de la pérdida de biodiversidad en el mundo podría atribuirse a siete países: Indonesia, Malasia, Papúa Nueva Guinea, China, India, Australia y Estados Unidos, principalmente debido a la pérdida de especies en Hawái. Otros siete países -Mauricio, Seychelles, Fiji, Samoa, Tonga, Polonia y Ucrania- vieron mejorada su biodiversidad.

“La buena noticia es que una gran cantidad de biodiversidad estaría protegida a un costo relativamente bajo por las inversiones en países en desarrollo con un gran número de especies”, celebra Gittleman. Agrega que es importante observar que a medida que aumentan las presiones de desarrollo, los gastos de conservación tienen que seguir el ritmo.

Los legisladores podrían usar el modelo del estudio para determinar estos presupuestos. “Este modelo proporciona un marco que podemos usar para equilibrar el desarrollo humano con el mantenimiento de la biodiversidad -apunta Gittleman-. En mi opinión, este es un marco científico empírico de verdadera sostenibilidad”.

Conservación en un mundo en desarrollo

Para explicar la presión ejercida sobre las especies a medida que los países avanzaban en otro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el desarrollo humano, los autores incorporaron datos sobre el crecimiento de la población, el crecimiento económico y la expansión agrícola de cada país a partir de tablas estadísticas del Banco Mundial.

El análisis resultante mostró que el gasto de conservación redujo el declive de especies y que la presión del desarrollo lo incrementó, pero de manera desigual. El tamaño de un país, el número de especies presentes y el estado de conservación de esas especies al inicio del período de estudio desempeñaron un papel en la determinación de su puntuación de disminución de la biodiversidad.

El gasto de conservación tuvo un mayor impacto en los países más pobres que en los más ricos, por ejemplo, y en las naciones con un mayor número de especies amenazadas. La expansión agrícola tuvo muy poco efecto en los países que ya tenían muchas tierras de cultivo en comparación con las que tenían pocas, y el crecimiento económico tuvo menos efecto en los países más pobres, aunque sus impactos se fortalecieron a medida que aumentaba la población de un país.

Fuente: Revista Nature

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