¿Cómo crear una cultura diversa e inclusiva en las organizaciones?

Suellen Caleiras de Moraes
Gerente de Diversidad e Inclusión de Ball para Sudamérica
Las empresas tienen mayor conciencia sobre la importancia de impulsar de forma constante un entorno inclusivo
22.08.2022 | Opinion

La diversidad sucede cuando conviven diferencias en un grupo y en un contexto en particular, en niveles como el cultural, étnico, educativo, de género o religión. En el ámbito corporativo se ha ido tornando cada vez más relevante, y las empresas tienen mayor conciencia sobre la importancia de no solo contar con equipos diversos, sino también impulsar de forma constante un entorno inclusivo donde cada uno de sus integrantes pueda sentirse cómodo, crecer y prosperar.

En este marco, hay tres ejes fundamentales que las compañías deben considerar: el compromiso en pos de una fuerza de trabajo más diversa, la concientización hacia las personas que comprenden todos los niveles jerárquicos y el fomento de un ambiente inclusivo en el que todos puedan ser auténticos. Contar con un área bien estructurada con este enfoque, que brinde aportes desde la pluralidad de experiencias e ideas, resulta en una mayor innovación, mejores procesos y resultados, potenciación de la creatividad y negocios sostenibles.

Desde Ball Corporation creemos que valorar la diversidad y la inclusión en la estrategia de una organización posibilita la igualdad de oportunidades y la seguridad psicológica, para que todos se sientan animados a expresar su mejor versión. A su vez, entendemos que, a través de una fuerza laboral diversa, es posible anticipar las tendencias del mercado, comprender mejor las expectativas de los clientes y atraer y retener a los mejores talentos.

Las organizaciones debemos ofrecer a los colaboradores un especio seguro y cómodo para crecer, opinar y debatir. Mantener un calendario de eventos para fomentar la discusión sobre los temas de D&I puede ser una buena forma de comenzar a construir una cultura inclusiva, poniendo el tema en la agenda de la compañía. Contar con un área específica que tenga por objetivo hacer llegar esta conciencia a todos los colaboradores en el día a día es fundamental para poder lograrlo.

En Ball Sudamérica, la estructuración del Área de D&I comenzó con la creación de la gerencia y actualmente continúa extendiéndose para atender necesidades sociales de manera efectiva dentro de la compañía. Asimismo, al pertenecer a una industria que históricamente se caracterizó por una mayor presencia masculina, como empresa líder del sector tenemos la responsabilidad de equilibrar la balanza, y es aquí donde dicha área cobra mayor relevancia.

En los últimos años, se han desarrollado capacitaciones en sesgos inconscientes y programas especiales para fomentar el liderazgo femenino, disminuir la brecha de género y lograr un mayor cupo de mujeres en las instancias de reclutamiento. Gracias a estas iniciativas, tenemos 19% de mujeres ocupando puestos de liderazgo senior (Junta Directiva y Vicepresidencia), y 32% a nivel gerencial. Además, recientemente abrimos en Argentina nuestra cuarta línea de producción, en la que 58% de los nuevos puestos serán ocupados por mujeres egresadas de escuelas técnicas.

Por otro lado, establecimos objetivos para diversificar nuestra nómina de personal, aumentando la diversidad étnico-racial en nuevas contrataciones y la cantidad de mujeres en puestos de liderazgo. Con el programa de pasantías “Ball+” tenemos la oportunidad de acelerar resultados y avanzar con la contratación de personas con discapacidad, de bajos ingresos, de diferentes etnias, LGBTI+ y mujeres; creando un equipo de talento diverso dentro de la organización.

Esperamos que en los próximos años el área siga creciendo, y podamos llevar nuestra estrategia y compromiso de D&I más allá de compañía, impactando no solo en nuestros clientes y proveedores, que son quienes representan nuestra cadena de valor, sino también en las comunidades de cada mercado en el que estamos establecidos. Somos conscientes de que aún tenemos mucho por aprender como sociedad, y las organizaciones debemos reconocernos como agentes de este cambio.

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