La FAO le pide al sector privado ayudar a los consumidores a tomar decisiones alimentarias saludables

04.06.2013 | Tendencias

Al denunciar el costo social y económico de la malnutrición, el Director General de FAO, José Graziano da Silva, pidió hoy un decidido esfuerzo para erradicar tanto la malnutrición como el hambre en el mundo.  “La forma en que cultivamos, criamos, procesamos, transportamos y distribuimos los alimentos influye en lo que comemos”, advirtió. También llama a Gobiernos y empresas a “ayudar a los consumidores a tomar buenas decisiones alimentarias para una mejor nutrición a través de la educación y la información“.


En una declaración grabada con motivo del lanzamiento de la publicación anual de la FAO El estado mundial de la agricultura y la alimentación (SOFA 2013, por sus siglas en inglés), Graziano da Silva, dijo que aunque el mundo ha registrado un cierto progreso frente al hambre -una de las formas de malnutrición-, todavía queda "un largo camino por delante". 

El costo de la desnutrición para la economía mundial en pérdida de productividad y gastos de atención sanitaria es "inaceptablemente alto" y podría alcanzar hasta un 5 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial: 3,5 billones de dólares EEUU, equivalentes a 500 dólares por persona. Casi la cifra del PIB anual de Alemania, la mayor economía de Europa.

En términos sociales, la desnutrición infantil y materna siguen reduciendo la calidad de vida y la esperanza de vida de millones de personas, mientras que los problemas de salud asociados a la obesidad, -como las enfermedades cardíaca y diabetes-, afectan a millones más.

Para combatir la malnutrición, la FAO señala que una alimentación sana y una buena nutrición debe comenzar con la alimentación y la agricultura. La forma en que cultivamos, criamos, procesamos, transportamos y distribuimos los alimentos influye en lo que comemos, según el informe, señalando que la mejora de los sistemas alimentarios puede hacer que los alimentos sean más asequibles, variados y nutritivos. 

Las recomendaciones específicas para actuar incluyen: 

• Uso de políticas, inversión e investigación agrícola adecuadas para aumentar la productividad, no sólo de cereales básicos como maíz, arroz y trigo, sino también de legumbres, carne, leche, verduras y frutas, todos ellos ricos en nutrientes. 

• Cortar las pérdidas y el desperdicio de alimentos, que en la actualidad ascienden a un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano cada año. Eso podría ayudar a que hubiera más alimentos disponibles y asequibles, así como reducir la presión sobre la tierra y otros recursos. 

• Mejorar el rendimiento nutricional de las cadenas de suministro, mejorar la disponibilidad y accesibilidad de una amplia diversidad de alimentos. Los sistemas alimentarios correctamente organizados son clave para dietas más diversificadas y saludables. 

• Ayudar a los consumidores a tomar buenas decisiones alimentarias para una mejor nutrición a través de la educación, la información y otras acciones. 

• Mejorar la calidad nutricional de los alimentos mediante el enriquecimiento y la reformulación. 

• Hacer que los sistemas alimentarios estén más atentos a las necesidades de las madres y los niños pequeños. La desnutrición durante los críticos ‘primeros 1000 días' desde la concepción puede causar un daño permanente a la salud de las mujeres y trastornos físicos y cognitivos de por vida en los niños. 

“Dar a las mujeres un mayor control sobre los recursos y los ingresos beneficia su salud y la de sus hijos”, dice el informe. Las políticas, intervenciones e inversiones en tecnologías agrícolas que ahorran mano de obra y en infraestructura rural, así como la protección y los servicios sociales también pueden hacer contribuciones importantes a la salud y nutrición de mujeres, sus bebés y niños pequeños. 

"Un gran número de actores e instituciones deben trabajar juntos en todos los sectores para reducir más eficazmente la subnutrición, las deficiencias de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad", se añade. 

Los gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil pueden ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables

En última instancia, los consumidores determinan lo que comen y, por lo tanto, lo que el sistema alimentario produce. Pero los gobiernos, las organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil pueden ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables, reducir el desperdicio y contribuir al uso sostenible de los recursos proporcionando información clara y precisa y garantizando el acceso a alimentos nutritivos y variados.

"La gobernanza de los sistemas alimentarios que aporta liderazgo, coordinación eficaz y fomenta la colaboración entre los diversos grupos de interés, es una prioridad", concluye el documento de la FAO.