SOMO presenta Mapeo de directrices y principios sobre DD.HH.

09.02.2015 | Gestión

Esta nueva publicación de SOMO reúne los conocimientos existentes sobre 24 directrices y principios internacionales sobre Derechos Humanos y empresas "que operan en zonas afectadas por el conflicto". El propósito principal de este trabajo es dar una visión general relevante de los principios y directrices vigentes y su alcance, para que las comunidades y los trabajadores afectados puedan usarlos en sus relaciones con las empresas en caso de violaciones de derechos humanos. 


Durante los últimos 15 años, una gran cantidad de principios y directrices internacionalmente aceptadas han sido desarrollados en temas de derechos humanos y empresas. La más importante y conocida fue la adopción de los Principios Rectores de las Naciones Unidas para Empresas y Derechos Humanos en 2011. SOMO elabora este documento para que los trabajadores y las comunidades afectadas por violaciones a los DD.HH. puedan conocer cómo aplicar las diferentes directrices en cada conflicto.

El investigador principal de SOMO, Mark van Dorp, afirma que "todavía hay algunos problemas importantes relacionados con la aplicación de las diferentes directrices sobre derechos humanos y empresas. Tampoco está claro cuál es el impacto de los principios y directrices vigentes en términos de prevenir la mala conducta corporativa y las violaciones relacionadas con los derechos humanos. Las directrices y principios existentes no siempre ofrecen la posibilidad de hacer frente a irregularidades o daños causados. Muy pocos tienen un mecanismo de reclamación no judicial adjunto, con la excepción de las Directrices de la OCDE y las Normas de Desempeño de la CFI. Para otras directrices el desarrollo de mecanismos de reclamación para las comunidades será un gran desafío para los próximos años".

"Las empresas que operan en zonas afectadas por conflictos pueden exacerbar las tensiones o incluso beneficiarse de un conflicto. Pero, también pueden ayudar a las comunidades a avanzar hacia una paz duradera. Esperamos que una mejor comprensión de lo que se exige a las empresas ayude a las comunidades y los trabajadores afectados a participar en diálogos que contribuyan a la paz y no a la guerra", concluye Van Dorp.