“La nueva agenda del plástico: sin alianzas y sin políticas no habrá economía circular”
Se presentó el informe 2030 Plastics Agenda for Business de la Ellen MacArthur Foundation (EMF). Este documento plantea un cambio de paradigma para el sector privado: de iniciativas individuales voluntarias hacia una estrategia de escala, colaboración y avance político-regulatorio.
Según el análisis de EMF, en los últimos años algunas empresas han demostrado que es posible reducir el uso de plásticos vírgenes, incrementar el contenido reciclado y eliminar materiales problemáticos en sus empaques. Sin embargo, ese progreso ha sido mayormente limitado a un conjunto reducido de empresas que representan aproximadamente el 20 % del mercado global de empaques plásticos.
El nuevo “Agenda 2030” señala que los obstáculos sistémicos —la infraestructura de recolección y reciclaje, los modelos de reutilización, los empaques flexibles— requieren que las empresas actúen en tres palancas simultáneas:
- Acción individual alineada (rediseño, reutilización, contenido reciclado)
- Acción colaborativa (entre empresas, cadenas de valor, sectores)
- Defensa colectiva (voces conjuntas frente a políticas públicas que habiliten la economía circular)
Los números que impulsan el cambio:
El informe destaca que las empresas que participaron en la iniciativa previa de EMF (“Global Commitment 2018-2025”) han evitado cerca de 14 millones de toneladas de plástico virgen y han triplicado el contenido reciclado en sus empaques.
Este dato subraya que ya existe un “laboratorio de cambio” operativo, pero también evidencia que el 80 % restante del mercado aún no ha dado pasos equivalentes. Para que el modelo sea escalable y sistémico, el informe advierte que debe haber una combinación de innovación empresarial, infraestructura compartida y marcos regulatorios robustos.
¿Qué significa para América Latina y el sector privado?
Para empresas de Centroamérica y Colombia el documento tiene varias implicaciones clave:
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Rediseño de empaques: No basta con prometer contenido reciclado; el diseño debe considerar la circularidad (reutilización, reciclabilidad, logística inversa) desde el inicio.
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Colaboración horizontal y vertical: Cada empresa por sí sola no puede cargar con la infraestructura o la innovación necesaria. El informe alienta proyectos compartidos, plataformas de reutilización multi-marca, y alianzas público-privadas.
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Política y regulación como habilitadoras, no sólo como restricción: El mercado latinoamericano puede aprovechar la ola regulatoria mundial (por ejemplo, esquemas de “responsabilidad extendida del productor” – EPR) para construir ventaja competitiva en economía circular.
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Priorizar la acción medible sobre las promesas: El informe propone centrar el reporte de empresas en una métrica clave: la reducción de plástico virgen, integrando reutilización, reciclaje y rediseño, en lugar de fragmentar objetivos.
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