“La nueva agenda del plástico: sin alianzas y sin políticas no habrá economía circular”

07.11.2025 | Economía Circular

Se presentó el informe 2030 Plastics Agenda for Business de la Ellen MacArthur Foundation (EMF). Este documento plantea un cambio de paradigma para el sector privado: de iniciativas individuales voluntarias hacia una estrategia de escala, colaboración y avance político-regulatorio.


Según el análisis de EMF, en los últimos años algunas empresas han demostrado que es posible reducir el uso de plásticos vírgenes, incrementar el contenido reciclado y eliminar materiales problemáticos en sus empaques. Sin embargo, ese progreso ha sido mayormente limitado a un conjunto reducido de empresas que representan aproximadamente el 20 % del mercado global de empaques plásticos. 

El nuevo “Agenda 2030” señala que los obstáculos sistémicos —la infraestructura de recolección y reciclaje, los modelos de reutilización, los empaques flexibles— requieren que las empresas actúen en tres palancas simultáneas:

  1. Acción individual alineada (rediseño, reutilización, contenido reciclado)
  2. Acción colaborativa (entre empresas, cadenas de valor, sectores)
  3. Defensa colectiva (voces conjuntas frente a políticas públicas que habiliten la economía circular) 

Los números que impulsan el cambio:

El informe destaca que las empresas que participaron en la iniciativa previa de EMF (“Global Commitment 2018-2025”) han evitado cerca de 14 millones de toneladas de plástico virgen y han triplicado el contenido reciclado en sus empaques. 

Este dato subraya que ya existe un “laboratorio de cambio” operativo, pero también evidencia que el 80 % restante del mercado aún no ha dado pasos equivalentes. Para que el modelo sea escalable y sistémico, el informe advierte que debe haber una combinación de innovación empresarial, infraestructura compartida y marcos regulatorios robustos.

¿Qué significa para América Latina y el sector privado?

Para empresas de Centroamérica y Colombia el documento tiene varias implicaciones clave:

  • Rediseño de empaques: No basta con prometer contenido reciclado; el diseño debe considerar la circularidad (reutilización, reciclabilidad, logística inversa) desde el inicio.

  • Colaboración horizontal y vertical: Cada empresa por sí sola no puede cargar con la infraestructura o la innovación necesaria. El informe alienta proyectos compartidos, plataformas de reutilización multi-marca, y alianzas público-privadas.

  • Política y regulación como habilitadoras, no sólo como restricción: El mercado latinoamericano puede aprovechar la ola regulatoria mundial (por ejemplo, esquemas de “responsabilidad extendida del productor” – EPR) para construir ventaja competitiva en economía circular. 

  • Priorizar la acción medible sobre las promesas: El informe propone centrar el reporte de empresas en una métrica clave: la reducción de plástico virgen, integrando reutilización, reciclaje y rediseño, en lugar de fragmentar objetivos.

Para América Latina, esto se traduce en la necesidad de anticiparse: si la región no articula estrategias conjuntas y no impulsa infraestructura compartida, puede quedarse fuera del “nuevo juego” de empaques circulares y ver aumentar riesgos reputacionales y regulatorios.

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