Desigualdad de género en los sistemas agroalimentarios

13.07.2016 | Diversidad

Las mujeres juegan un rol preponderante en los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe, tanto en la producción, transformación y comercialización de alimentos, a pesar de enfrentar múltiples desigualdades, señaló la FAO.


Un nuevo estudio de la FAO analiza las cadenas de valor de yuca (Belice) (, quinua (Bolivia), maíz (Guatemala) y el cultivo del algodón a nivel regional, desde una perspectiva de género, para potenciar su sostenibilidad.

“En el ámbito rural, el aporte de las mujeres es invisible pese a que realizan una gran parte de las actividades en la finca junto al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en los hogares”, explicó Claudia Brito, Oficial de Género de la FAO.

El estudio de la FAO señala que la participación de las mujeres es más marcada en actividades que involucran tiempo y esfuerzo físico, como plantar, desmalezar y cosechar.

Contrariamente, se ven menos representadas en aquellos eslabones de la cadena productiva asociados a la generación de mayores ingresos y a la participación activa en mercados de alta competitividad.

Según la FAO, la integración estratégica del enfoque de género en los sistemas agroalimentarios nacionales puede conducir a una mejora sustancial en cuanto a la competitividad de los mercados, particularmente aquellos donde las mujeres pueden ofrecer sus productos sin la intervención de intermediarios.

“Cambiar esta situación no sólo mejoraría las condiciones de vida de las mujeres sino de todos, gracias a una mayor productividad, sostenibilidad y equidad en los sistemas agroalimentarios y las cadenas de valor asociadas”, explicó Brito.

Perspectiva de género y cadenas de valor

La perspectiva de género aplicada a las cadenas de valor permite reconocer los roles diferenciados que asumen las mujeres y los hombres en los diferentes eslabones de la cadena productiva y su impacto en los sistemas agroalimentarios de los países.

Esto es clave para identificar propuestas para cerrar las inaceptables brechas que existen hoy en términos de acceso, participación, asignación, uso, control y calidad de recursos y servicios por parte de las mujeres.

“Si hombres y mujeres tuvieran las mismas oportunidades y beneficios en la producción, transformación y comercialización de alimentos, daríamos un paso gigante hacia la erradicación del hambre y de la pobreza en América Latina y el Caribe,” señaló Brito.

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